miércoles, mayo 31, 2006

La vida de un hombre.

Si empiezas a leer este texto entonces sale el Sol. Aprovechando que es de día el protagonista de esta historia sale a pasear. Es Domingo, aunque si tu crees que es Domingo, entonces es Lunes y en vez de salir a pasear el protagonista se ha levantado muy pronto para ir al trabajo. Él está en su oficina para atender sus negocios, pero a leer tu que él está en su oficina para atender sus negocios, en una milésima de segundo se ha volatilizado la oficina y él aparece en medio de un campo de patatas. Mientras labra la tierra el protagonista piensa en ti. Un acto irremediable de telepatía entre un personaje de ficción y un personaje real. Pero si tu crees que el personaje de ficción es él y el personaje real eres tu, te equivocas y tu equivocación provoca que el protagonista empiece a toser desesperadamente. Tose con tal brutalidad que pronto le falta el aliento y se encuentra a las puertas de la muerte. Se da cuenta de que solo tu puedes ayudarlo, alza la vista al cielo y te suplica mentalmente que le salves la vida. La telepatía funciona y tu immediatamente haces que deje de toser y así pueda recobrar el aliento. Te has convertido en su dios. Pero al creer que la telepatía ha funcionado y que le habías salvado la vida y que te convertías así en su dios nada de esto ha ocurrido y el protagonista muere en medio de una tos seca que se apaga lentamente. Has matado a un hombre.
Y si crees que este es el final del texto, entonces se pone el Sol.

lunes, mayo 29, 2006

Viaje en el avión ultrasónico y estratosférico de la cucharita de una papilla de bebé.

Si el sentido de la vida es hacer que alguien te cultive, que te riegue y te abone, que te recolecte, te aliñe y te degluya; que después te defeque.
Pues entonces, las verduras están dominando el mundo.

sábado, mayo 27, 2006

Hábitos de lectura o como comportarse ante la literatura.

Según el dios de la literatura, estar leyendo un buen libro y tenerlo marcado en alguna de sus páginas augura immortalidad. Nadie puede morir dejando a medias una historia.
En cambio, cuando alguien te cuenta el final de un libro o de una película que no has visto, en algun remoto confín del universo estalla una estrella.
Si mientras lees un libro se posa un mosquito sobre él, debes cerrar el libro de un golpe brusco y aplastarlo. Ese mosquito fue un antepasado tuyo y te está indicando que desea ser trasladado a su siguiente reencarnación. En la que será escritor.
Hay un libro que nadie puede resistirse a cogerlo del estante después de leer su título, se trata de: "Palanca de apertura del pasadizo secreto".
Un libro triste, verdaderamente triste, debiera ser siempre editado en papel de cocina mega-absorvente. La buena literatura erótica, por contra, debería leerse exclusivamente en Brailly. Con las tapas debidamente plastificadas para evitar embarazos psicológicos.
Un libro que has comprado con tu dinero, no debes dejarlo nunca a nadie. Lo más provable es que no te lo devuelvan.
Si eres la persona a la que le han dejado el libro, no lo devuelvas. Así aprenderán.
Al leer un libro cuyo autor haya muerto, siempre tendrás la sensación de que su fantasma está leyendo justo por encima de tu hombro derecho asomandose como el lorito de un pirata. La única forma de que desaparezca esa sensación será desnudarte y meterte en la ducha, cuando vuelvas su presencia ya no estará allí.
Si mientras estás leyendo un libro hay un apagón, deberías renunciar a leer el final de esa historia. Tendrás que imaginar finales alternativos durante el resto de tu vida. Y solo en tu lecho de muerte gozarás del derecho de saber si en alguno de ellos coincidiste con el del autor.
Si, en cambio, lo que ha sucedido es que has estado tan immerso en la lectura que se ha puesto el Sol y ya no puedes seguir leyendo, no deberías corromper ese libro con luz artificial. Enciende una vela o espera a que vuelva a salir el Sol.
Pudiera suceder que te identificaras mucho con el/ la protagonista de un libro o vieras demasiadas coincidencias entre la historia que se explica y la de tu vida. En ese caso, alza la vista y mira a tu alrededor, a ver si hay alguien mirando de reojo mientras toma apuntes en un bloc.
También debes saber que en cada hueco en blanco hay una frase que jamás se escribió.

De la relación con un libro.

Para leer un libro: antes que nada, huelete las manos ¿crees que son dignas de ni tan siquiera sujetar las tapas? De todas formas, lávatelas. Aunque lo ideal sería que usaras guantes de latex. Además de tratarse de otro sistema anticonceptivo para evitar embarazos psicológicos dermatológicamente testado.
Ahora ya puedes sujetar el libro, primero que nada huelelo por la parte del lomo como si fuera un puro. El sentido del olfato resulta esencial en estos primeros compases, la atracción química olfativa, tan importante en el amor, también lo es en la literatura y, a efectos prácticos, podemos considerar que vas a hacerle el amor a un libro; bueno, de momento, que vas a follartelo, luego, a lo mejor, surge algo más.
Los prolegómenos son muy importantes: no puedes abrirlo e introducir tu mirada de sopetón, primero deberás acariciar su contraportada, besar el titulo y susurrar en voz baja el nombre del autor. Luego, hazle cosquillas jugando a hacer deslizar los pliegues de sus hojas suavemente por tu dedo pulgar. Ahora sí, con la excitación pertinente, ya puedes abrirlo y penetrarlo con tu lividinosa mirada.
Acuerdate de humidificar regularmente tus dedos con saliba para cambiar de página, los fluídos corporales serán muy importantes para que todo se desarrolle de forma lubricádamente correta. Ve a tu ritmo, recuerda que la buena lectura dura horas. De esta forma, cuando llegue el clímax todo se precipitará en un orgasmo que hará que se corra la tinta del punto final.

viernes, mayo 19, 2006

Sinestesia brutal.

Si mis pies supieran parpadear y pudiera hablar por las axilas, si mi voz tuviera la facultad de andar estaría ya tan lejos...Si con mi cerebro pudiera saltar a la comba o si mi nariz consiguiera entrar en erección, sería totdo tan distinto...Si supiera ver por la nuca, si supiera estornudar con el pene o , tal vez, poseyera el don de pensar con el dedo pequeño del pie izquierdo. Si consiguiera eyacular por las orejas y también mear por el ombligo, todo sería tan fácil... Si lograra arañar con la mirada o fuera capaz de tocar el piano con el pescueso. O cuanto cambiaría mi vida si pudiera oler por el agujero del culo .


Aunque, de momento, me habré de conformar con hablar por los codos, comer con los ojos, escribir con el culo y pensar, a veces, con los pies, a veces, con la polla.

miércoles, mayo 17, 2006

Historia de teclas.

[Inicio]: Esa mañana despues de [wake], miró por la [windows], sintió el [power] y decidió [esc] de ahí. Luego de [intro] en el coche y de darle al [turbo] se sintió como en un [F1] pero se le [bloq] el embrague, perdió el [ctrl] y salió disparado contra el [space] hasta que se [insert] contra una [windows] donde quedó [supr] de la faz de la tierra y le llevó a [enter] en el [sleep] eterno: [fin].

domingo, mayo 14, 2006

Y de pronto...

me voy volando por las alturas sin ni tan siquiera levantarme del sofá. Y hasta noto como me petan los oídos por la altitud. Y me resfrío porqué entro en cota de nieve o me doy de cabeza contra la estratosfera de mi imaginación.
Pero si paseo junto a ti de la mano se descompensan mis pisadas en pos del destino.
Porqué ser como yo implica ser infeliz, aviso, y no cambiaría mi forma de ser ni por un millón de felicidades.
Robinson Crusoe de mi cortex prefrontal, pirata de mi bañera, pionero de la última novedad, bucanero al abordaje de una idea, peregrino del destino en un atolladero, capitán de esta vida que es una barca...que se hunde, comodoro de popa, marinero de aguas tibias en un vaso donde ahogarme.
Donde arrecia el sindrome de zugunruhe, de allí partiré, hasta sufrir el mal de seroche, ese es mi destino. Como aquel gorrión que migra en primavera de Europa a África y al pasar por Francia a la altura de los pirineos es atrapado y lo meten dentro de una caja oscura, para que piense que siempre es de noche y así esté siempre comiendo hasta cebarse y luego lo atiborran de conyac hasta ahogarlo, después lo hornean y lo sirven entero entre pan y pan hasta convertir, por fin, una ave migratoria en un plato típico de la Novel Cousin.
Morir en de una noche sin fin en medio de una borrachera, la más cruel/ la mejor muerte posible. Así quisiera morir yo, así me siento, así soy yo: una entidad voladora, un ave en perpetua inquietud migratoria, una delicia al paladar, una vida muerta, una tasa de alcoholemia rayana a la alquimia inducida por un arte un tanto gastronómico, una nocturnidad y por ende alevosía sin fin dentro del misterio de una caja negra, un flipe de voladura al punto de sal, una historia con final crujiente.

viernes, mayo 05, 2006

La ladrona de tiempo.

La vieja que creía que robando un reloj le robaba tiempo a la muerte. Cuanto más caro era el reloj, de mayor calidad sería el tiempo que conseguiría. Por ejemplo, un reloj de oro de diciocho quilates era el equivalente en resplandecientes y radiantes días soleados de primavera. Un reloj de plástico de los que regalan en las cajas de cereales serían aburridos ratos en la sala de espera del dentista.
Así que tenía en su casa un auténtico museo viviente de tiempo. Y se encargaba cada día de darle cuerda a los relojes de cuerda, de cambiar las pilas de los que se habían parado y de poner a hora los que se atrasaban o adelantaban. Y de esa forma el latir del tic tac de los relojes era un solo corazón y marcaba al unísono los ratitos de tiempo robados a la muerte mientras la viejita gozaba de una excelente salud pese a su ya avanzada edad.
Un día la atrapó el Sr. juez intentandole robar su preciado reloj de bolsillo, de gran valor sentimental porque había pertenecido a varios de sus antepasados ilustres. A pesar de eso, y como el juez tenía muy buen corazón, la viejita no fue llamada a juicio, eso sí, fueron confiscados todos sus relojes y tuvo que asistir a un tratamiento para su evidente cleptomanía.
El psicólogo era una eminencia muy respetada, excelentísimo profesional en lo suyo, y el mismo día que quedó curada la viejita murió.

Dedicado a mi abuela, honrada y trabajadora.

jueves, mayo 04, 2006

Cartas del soldado desconocido.

Querida Marlene,

hecho mucho de menos tu sonrisa, aquí todo es horrible y los estruendos de las bombas y el hedor de la muerte me sumen en una terrible tristeza. Sin ti me siento desorientado y no soy capaz de distinguir el frente de la retaguardia, ni donde está mi flanco derecho o donde el izquierdo. Las batallas son muy confusas y cada vez que disparo mis tiros se convierten de immediato en balas perdidas, aun no se de que bando estoy. No se a quien tengo que matar, ni por quién o porqué he de morir. Mi uniforme no coincide con el de nadie de por aquí.
A pesar de eso, mi pequeña Marlene, he intentado varias veces sin exito entrar en combate pero nadie me reconoce como su enemigo. Avanzo en circulos hacia ningún lugar. Creo que no encuentro mi guerra.
Estoy casi seguro de haber estado en el campo de batalla, lo se porqué había un montón de gente matando y otros tantos muriendose, es un lugar infernal donde la vida humana no vale nada, ahí todo el mundo me ignora. A veces pienso que me sentiría mucho mejor si me atacaran con fuego de mortero o me hicieran prisionero y me torturaran hasta la muerte.
Mi vida ha perdido sentido. Quisiera, como soldado en tiempo de guerra, acatar ordenes sin pensar, luchar por ideales sombrios, calar mi bayoneta en el higado de los enemigos, llorar por mis compañeros caídos, batirme en cruenta lucha contra otros seres humanos hasta el final. Pero no, nada de eso sucede y me hayo sentado a la sombra de un melocotonero, sin saber quien soy en medio de una guerra que no es la mia, oh, mi dulce Marlene.
Ayer mismo, sin ir más lejos, confundí un campo de minas con un campo de patatas y al pisar una se espachurró -estaba un poco pocha- y pringué la suela de mi zapato.
Desesperado, he tomado como rehen la luna llena y me he hecho fuerte en tu recuerdo atrincherado en la nostalgia de tus besos. Ya solo espero que esta o alguna guerra termine y así poder volver a casa y reencontrarme contigo, Marlene. Pero, me pregunto: que casa? y quien es Marlene? Me siento tan confuso, cuando terminará todo esto?