viernes, junio 29, 2007

Humor inteligente: Chistes sobre Física Cuántica.

¿En que se parece un anti-átomo de oxígeno, un anti-protón de hidrógeno y un Principio de Incertidumbre de Heissenberg?
El anti-átomo de hidrógeno y el anti-protón de oxígeno en Nada. Y el Principio de Incertidumbre de Heissenberg es para despistar.



Se encuentran por la calle Edwin Schördinger y Max Planck. El primero lleva toda la cara llena de rasguños por lo que Planck le pregunta que le ha sucedido. Schrödinger, muy nervioso, le dice que ha estado mezclando isótopos radiactivos con gaseosa dentro de una pecera y está estalló provocandole las heridas en el rostro. Pero Planck, perspicaz como él es, sabe que el comportamiento de los isótopos en fluídos gaseosos no debe alterar su estabilidad molecular, con lo que la historia tiene que ser falsa. Al increpar a Schördinger este admite que ha mentido y, más nervioso aun, cuenta que lo que en realidad sucedió fue que juntó un rastrillo a una particula llamada Tachión que tiene entre sus cualidades el llegar a su destido antes siquiera de haber salido del punto de partida, que por eso al intentar recoger el rastrillo este ya había sido recogido y fue entonces cuando se arañó en la cara con sus puas. Pero Planck niega la posibilidad de la hipotética existencia del Tachión y, es más, ni siquiera está seguro de que Schödinger tenga rastrillo. Y así se lo hace saber al propio Schödinger.
A lo que este, perdiendo la compostura responde: ¡¡¡QUE PASA, EL GATO ES MIO Y ME LO FOLLO CUANDO QUIERO!!!

domingo, junio 24, 2007

La Dinastía Ping.

Los Ping fue la Dinastía precursora en el uso del timbre en el manillar de bicicleta sustituyendo a la hasta entonces clásica bocina y mejorando así ostensiblemente la acústica de las calles. También se debe otorgar como mérito propio de la Dinastía Ping el haber implantado con exito el timbre de repción de hotel y gracias a su generalización paulatina haber hecho caer en deshuso los anacrónicos gongs y con ello derrocar a la antigua Dinastía Gong que regía hasta entonces el Imperio de forma tiránica amedrentando a la población con infames resonancias, vibraciones y amenazas con el mazo.
Anteriormente a eso los enfrentamientos entre la Dinastía Ping y la Dinastía Gong se habían prolongado durante decadas. Los Gong sustentaban su poder económico en el dominio de la ruta del cobre mientras que los Ping inventarón y promocionaron el uso del muelle e hicieron grandes fortunas comerciando con camas de muelles y boligrafos con punta retráctil.
Pero su confrontación ideológica principal radicaba en sus creencias sobre las onomatopeyas. Así, los fervientes seguidores de la Dinastía Gong creían en un Ser Supremo llamado Katapum que manifestaba su ira hacia la humanidad en forma de rayos y truenos y que solo podía ser apaciguado benerando esos sonidos usualmente monosilábicos immutables e imperecederos que ellos consideraban sagrados llamados onomatopeyas.
Los Ping, por contra, defendían que la onomatopeya era en sí misma una creación del hombre sustentada en el lenguaje y que, por tanto, era imperfecta, efímera y suceptible a modificación. Si bien no sabían explicar porqué el graznido de un pato no producía eco.
En todo caso, la Dinastía Ping fue la que acabó imperando y reinó largamente gracias a su celeridad en las recepciones de hoteles y oficinas gubernamentales, así como a la creación del Gran Carril Bici que recorría toda la frontera del Imperio.
Su esplendor llegó con la popularización del novedoso juego de mesa llamado así mismo Ping-Pong en honor al Emperador Ping y a su hermano siamés Pong fallecido nada más nacer en una operación a vida o muerte para intentar separarlo del dedo meñique de Ping.
El Ping-Pong fomentaba el deporte indoor en oposición al tennis que predominaba en otras culturas más allá de los dominios del Imperio y, gracias al ventajoso tamaño de las mesas de Ping-Pong se pudo practicar en espacios reducidos abandonando de esta forma la dependencia de los grandes latifundios rurales. Se potenció así el crecimiento de grandes urbes y la aparición de una acaudalada nueva burguesía.
Pero quizá ese fue el principio del fin que más tarde traería consigo las grandes hambrunas que, aun a pesar de conseguir ser mitigadas en parte gracias a la aparición del microondas y con él el dominio incontestable sobre los alimentos precongelados, eso no haría más que retrasar la hecatombe de una Dinastía en claro declive.
Su decadencía final llegaría, sin embargo, por una revelión interna desencadenada por la predominancia del ring en los timbres de las puertas de las casas de algunos campesinos y junto a ello la proliferación indiscriminada del uso de la mirilla.

sábado, junio 16, 2007

Ritual frente al mar bajo la luz de la luna llena.

Hay que situarse frente al mar en noche de luna llena e ir totalmente desnudo, eccepto, el calzado. Entonces, descalzarse y escupir, sin agacharse, sobre el pie izquierdo -simbolo corporal de la desdicha- en señal de protesta por lo de las veces de la mala suerte. Luego, hacer como que te agarras la cabeza con dos manos y la arrancas del cuello o, a elegir, la desenroscas y suavemente -pero con sumo odio contenido- la depositas sobre la orilla, allí donde baten las olas. Acto seguido y cogiendo impulso le das tremenda patada a tu cabeza imaginaria depositada sobre las rebabas del mar en dirección a la linea del horizonte procurando que salpique agua para mayor efecto melodramático.
Llevado a cabo este paso lo siguiente que se deberá hacer es rascar el codo izquierdo con la mano derecha y, al unisono, con la mano izquierda hacer lo mismo con el codo derecho demostrando así una vez más que las soluciones sencillas suelen ser las mejores y que rascar el codo propio de la mano con que se intenta rascarlo no estaría excempto de grave dificultad. Esto a la vez que se entra en la fase de exaltación del uso de la pinza en el ser humano a raíz de la evolución del dedo gordo o pulgar llevado a cabo con la típica coreografía del baile del cangrejo. Consistente en mover las manos como pinzas de cangrejo con los brazos por encima de la cabeza mientras se camina de lado de aquí para allá. De esta forma nos confundiremos con la naturaleza de la que jamás tuvimos que diferenciarnos tanto. Este efecto de camuflaje se puede potenciar cubriendo nuestra cabeza com algas.
Ahora pronunciaremos, bajo la luz de la luna llena y encomandandonos a los espiritus del aire, de la noche y del mar las palabras mágicas: Por favor.
Y es así como el ritual para que se nos curen las almorranas habrá concluído.

martes, junio 12, 2007

Obsesiones:

René
quería conocer a todas las personas del mundo. Esa era tarea ardua, ya que había miles de millones de seres humanos dispersos en todas direcciones sobre la faz del planeta que -además- se morían a cientos de miles la hora y, a la vez, nacían a más o menos la misma velocidad.
Peró René no defallecía en su empeño, tal era su obsesión y lo veías desplazarse por las calles a ritmo frenético presentandose exhaustivamente a todo aquel que entraba en su radio de acción y pidiendo que a la vez cada uno se identificara para pasar rápidamente a conocer a la siguiente persona y así sucesivamente.

Rodel
siempre decía y hacía lo contrario de lo que pensaba y sentía por lo que mantener una conversación con él resultaba exasperante. Sobretodo para él. Ya que sus opiniones y sentimientos eran los diatralmente opuestos a su pensamiento verdadero, con lo que sus amigos, en realidad, eran sus enemigos, la mujer con la que se había casado era la que más odiaba, con la que menos afinidad tenía, además de vestir predominantemente del color que menos le gustaba, de votar al partido contrario al que le parecía mejor y pedía siempre en los bares refrescos sabor limón en vez de pedirlos de sabor naranja que era como a él realmente le gustaban.
Así que llevaba una vida totalmente contraría a la que le hubiera gustado llevar y, aun a pesar de eso, el trabajo que hacía le gustaba bastante, tenía algun vecino que le caía bien y la canción que estaba sonando en este momento por la radio le parecía maravillosa. Quizá, porque hay algunas cosas en la vida que, a pesar de que formen parte inevitable de esta, no las hayas podido elegir.

Jing-Yang-Bao-Wei-Ping-Cheng
era una persona distinta cada día de la semana y el domingo descansaba. Es por eso que tenía seis nombres, Jing-Yang-Bao-Wei-Ping-Cheng, además de tener siete pares de calcetines con un día de la semana bordado en cada uno. De esta forma, en Lunes, cuando se ponía el par de calcetines que llevaba bordada la palabra Lunes, era Jing y su personalidad, memoria, defectos y virtudes, así como su comportamiento y expectativas de futuro correspondían a Jing y solamente a él. Para luego en Martes pasar a ser Yang y así sucesivamente desde Bao hasta Cheng, del Miercoles al Sábado. El Domingo descansaba y ya no quería ser nadie con lo que no tenía nombre y no le importaba nada.
A veces, realmente la gente no sabía muy bien si era un hombre con seis nombres o cada uno de aquellos nombres pertenecía a una persona diferente. Eso sí, cuando era Jueves y se llamaba Ping, si estaba solo en casa y sonaba el microondas se giraba y preguntaba ¿Que quieres?

Safar
hacía las cosas del revés. Ya de pequeñito era el único de su clase que sabía hacer el pino. Luego fue creciendo y seguía haciendo todo al revés. Si leía un libro empezaba siempre por el final e iba avanzando por el relato retrocediendo a través de las páginas hasta acabar por el principio de la historia que, si el libro era lo suficientemente bueno, era tan inesperado como el final. Si escribía lo hacía de izquierda a derecha de abajo a arriba.
También se ponía la ropa con las costuras y las etiquetas por fuera. A la hora de dormir se despertaba y cuando era la hora de despertar se dormía.
Cuando ligaba con alguna chica lo primero que hacía era follarsela, después le tocaba una teta, entonces la besaba y luego la iba conociendo un poco hasta que finalmente le preguntaba su nombre.
Tal era su obsesión por hacer las cosas al revés que cuando nació en realidad había muerto y cuando finalmente murió empezó a vivir.

Cristofer
se levantaba por la mañana y no tenía más objetivo que perseguir su propia sombra. Esto sucedía hasta las doce del mediodía, hora en que su obsesión de alcanzar su sombra mutaba (presumiblemente porqué había conseguido atraparla) y, entonces, se dedicaba a intentar huír desesperadamente de ella. Y esto era así hasta el anochecer.