sábado, diciembre 30, 2006

Salto al vacío.

Un hombre que salta de un octavo piso pero a la altura del séptimo se acuerda de una bicicleta que le regaló su abuelo de pequeño así que mientras pasa por el sexto piso ya se ha arrepentido de haberse tirado por lo que en el quinto le está hechando la culpa de su decisión a su compañera de oficina que siempre le ignoró aunque ya a la altura del cuarto se da cuenta de que la ama y que le hubiera tenido que decir que la quería antes de esto por lo que en el tercero piensa que su vida hubiera sido maravillosa junto a ella y la imagina planchandole sus camisas y es por eso que al llegar al primer piso le entra la incerteza de si ha dejado la plancha enchufada esta mañana antes de salir de casa con lo que ya a punto de estamparse al suelo su vida se ve sumida otra vez en medio de dudas y sufrimiento por lo que considera que ha hecho bien en saltar y muere feliz ¡plaf!

miércoles, diciembre 20, 2006

Compatibilidad de caracteres.

El dia que contrajo matrimonio se quedó sin voz, paralizado, tuvo que responderle al sr. Juez en el lenguaje de los secuestrados. Dos pestañeos será que sí; Uno que no.
Ese es el mismo sistema que usa cuando ella le pregunta si "me quieres?"
(...)
Siempre hacían el amor con la luz apagada, él jamás pronunciaba el nombre de ella durante el coito. No era lo único que le gustaba hacer con ella con poca luz, también prefería pasear con ella por lugares oscuros (más bien por que no les vieran que por no ser vistos), le gustaba cenar a la luz de la vela, prefería hacerle fotos en la semioscuridad y siempre que coincidia con ella en alguna habitación solía bajar las persianas o apagar la luz. Paradójicamente, siempre dejaban la luz encendida antes de cerrar los ojos y quedarse dormidos.
Jamás discutían, aunque, a veces, cuando estaban en desacuerdo en algo, como si el color turquesa se aplicaba al azul o al verde. Azul, verde, azul, verde, azul...
Al día siguiente, aparecía quemada por la plancha su camisa preferida. O la sopa estaba extremadamente salada.
Tenían dos vajillas diferenciadas, una de color blanco con ramilletes de flores por decoración y la otra azul turquesa o verde turquesa según ella, y cada uno usaba una así como cubertería diferente y distinta mantelería también.
Pero, sin embargo, coincidían en cosas como que a ella le gustaba siempre estar debajo cuando hacían el amor y a él también. Que a los dos les gustaba, por otra parte, dormir en la parte izquierda de la cama. Que preferían la crema de cacao de color blanco y a los dos les gustaba la guinda del pastel.
También tenían en común que a ambos les gustaba hacer el crucigrama del periódico, que preferían ostensiblemente despertarse a ser despertados, que les gustaba tumbarse en el sofá, que tenían la misma tendencia a contar el final de la peli si ya la habían visto. Que les gustaba ser el último en encender la luz y decir buenas noches antes de quedarse dormidos. Buenas noches, buenas noches, buenas noches, buenas noches, buenas noches...

jueves, diciembre 14, 2006

Cosas que te puedes perder si pestañeas:

- La muerte de un mosquito o la lengua de un camaleón.
- La marca de cambio de bobina en las películas antiguas.
- El fin del mundo de sopetón.
- Un movimiento de la saeta de los segundos en un reloj de saeta.
- La teletransportación de un fotón.
- La hendidura electromagnética de un rayo sobre el cielo en medio de la tormenta.
- La salida en la carrera de cien metros vallas, la foto finish del sprint en la llegada.
- El guiño de ojo de un flirteo.
- Una vida.

Además de arriesgarte a salir con los ojos cerrados en las fotografías.

lunes, diciembre 04, 2006

Deconstrucción.

Quiero morder tus pezoncitos suavemente, estirarte con dos dedos una pestaña y pedir un deseo, quiero arrancar tus uñas una a una, cortar tu pelo al cero, despellejarte, descuencar tus ojos con una cucharita de té, extirpar todos tus dientes como si fuera un dentista, abrir tu craneo con un abrelatas y extraer tu cerebro, arrancarte el corazón de cuajo, vaciar tus visceras en un cubo, succionar tu sangre con una pajita, desmenuzar tu carne a mordisquitos, deshuesarte como una aceituna.
Luego, volverte a juntar y empezar de nuevo.

domingo, diciembre 03, 2006

hip!

Quisiera tener hipo para que me dieras un susto
para sentir miedo
para valorar la vida
para arriesgarme a querer
para enamorarme
para entonces casarme
para luego aburrirte
para así divorciarme
para poder recordarte
para querer olvidarte
para volver a beber
para que me entre hipo
hip!

sábado, noviembre 25, 2006

Salibaciones perrunas.

En plena pubertad cuando las vibraciónes del motor me hacían entrar en erección en el autobús me ponía a pensar en David Robinson. A mi la imagen de este jugador de baloncesto de la NBA me parecía la de un ser perfecto y aséptico que hacía despistar mis pensamientos sobre hembras hasta conseguir aplacar mi líbido.
Nada sabía entonces de los perros de Paulov o de como un estímulo neutro (en este caso David Robinson) al asociarse a un estímulo no condicionado (mi erección) desarrollaba un tercer estímulo condicionado a base de tiempo y repeticiones hasta conseguir que, sin ningún atisbo de homosexualidad manifiesto, empalme de forma notable cada vez que veo a un negro alto en pantalón corto por la calle.

jueves, noviembre 23, 2006

Amor imposivle.

El escritor se enamoró locamente del personaje femenino protagonista de su última novela. Sin embargo, ella no creía en la existencia de un ser supremo Creador de todas las cosas. Así que al escritor no le quedó más remedio que convertirse a sí mismo en un personaje de ficción literaria que se topaba con ella en la página sesenta y cuatro.
Se cayeron bien y todo indicaba que lo suyo acabaría en una feliz historia de amor eterno. Pero ahí apareció el lector, siempre espectante y envidioso. Se convirtió en la conciencia suprema que guiaba el destino de la historia. Y aunque tuvo la oportunidad de parar de leer y dejarlos ser felices con tan solo alzar la vista en el preciso momento en que topara con el siguiente punto y aparte, como por ejemplo: ahora.
Tu curiosidad te hace seguir leyendo consiguiendo que sean infelices por siempre jamás.

jueves, noviembre 16, 2006

Como comportarse en los restaurantes. Clases de sociabilidad III

Ya en la mesa, la copa de agua es la de más a la izquierda y se habrá de procurar que nadie la rellene con argumentos como: agua, no gracias, ahí es donde follan los peces.
La siguiente copa será la de vino, esa copa debes tratarla como trataría un vaso de agua fresca alguien que llevara varias semanas vagando por el desierto.
Para diferenciar los cuchillos, en cambio, deberás visualizar sus posibles usos. El cuchilo con el que matarías a tu peor enemigo clavandoselo en un pulmón, ese es el de pescado. El de carne, por su parte, será más propio para descuartizar el cadaver sin vida de su conyugue el amante despechado.
Cuando sirvan el vino deberás primero oler su bouqué, luego probarás un poco, lo glopearás un poco en tu mejilla derecha, harás gárgaras y lo escupirás a modo de geiser hacia el cielo provocando una finisima lluvia de vino que hará las delicias de las damas más selectas.
El somelier es tu mejor amigo, como tal, debe entrever que su capacidad psicomotriz está en peligro o, lo que es lo mismo, que serías capaz de partirle las piernas con un bate si llegás a ver el fondo de tu vaso de vino.
Si, a pesar de todo, alguien recriminara tu azaroso uso ambidiestro en la utilización de copas y cubiertos, alegarás de immediato traumatismo encefálico grave mientras sacas rápidamente un babero colocandotelo en el cuello al grito de ¡¡Potito, nene quiede potito!!
Come siempre con una bolsa de vomitar de las de cartón que hay en los aviones sobre la mesa.
Ten en cuenta que el verdadero refinamiento implica no ser facilmente alterable. Asi, por ejemplo, cuando se encuentra un pelo en la sopa en un restaurante, no hay que pedir a gritos el libro de reclamaciones, se debe proceder con calma y clonar a la persona responsable a partir del ADN contenido en el propio pelo. Luego, se lo nutre durante varios años en algun zulo justo hasta que crece lo suficiente como para reconocer al culpable. Entonces, se asesina al culpable y se pone al clon suplantando a la victima para que no se note.
Por el contrario, si lo que sucede es que la sopa se ha servido fría se debera calar fuego al restaurante. Este acto, sin embargo, se situaría más en la dinámica de los arrebatos fogosos que no en terminos de venganza o protocolo gastronómico, pero que, en todo caso, ayudaría de alguna forma simbólica a resolver el problema de la sopa fria.
Si se sirve pollo o cualquier otra ave de corral deberás insertar el dedo por el orificio anal de dicho ovíparo excusandote en que estás leyendo sus entrañas.
Si la carne resulta estar demasiado cruda también deberás quemar el restaurante como sutil metáfora o queja que haga entender al maitre cuan vaga es la existencia humana y el porqué el olor a chamusquina reconforta al proletariado. En cambio, si la carne está demasiado hecha tendrás que hacerte un pequeño corte en un dedo y derramar algo de sangre sobre el plato.
Si crees que el pan que te han puesto es de ayer, quizá es que estés viviendo en el futuro por lo que prendele fuego al restaurante. Que las llamas purifiquen el continuum espacio-temporal y las cenizas sagradas sean esparcidas a merced del viento y hagan que todo vuelva a su cauce.
Hay que felicitar siempre al chef, sobretodo, si es el día de su cumpleaños. Si se persona en la mesa para daros las gracias, a modo de lección deberás hacerle entender que eres capaz de comer cualquier cosa. Esto lo puedes ejemplificar quitandote el zapato izquierdo y lamiendo la suela mientras emites un soniquete tal que mmmmmmhhh...que rico.
Jamás llames al camarero con el ruidito tsss!, más aun si crees que está incubando uno de esos resfriados que dan la capacidad casi mágica de conseguir escupitajos de color verde y tu has pedido de primero un consomé de verduras. Si en un descuido se te escapara algun tsss! haz ver que hay un perro debajo de la mesa y ve tirándole trocitos de pan regularmente mientras le dices cosas como ¡si que te gusta el pan! o ¡pareces una paloma!
Cuidado al abrir el champán ya que los accidentes con tapón de botella de champán son la principal causa de tuertismo en el mundo, además de existir indicios de sordidos chanchuyos que tienen que ver con los fabricantes textiles de parches de pirata.
Si el café está un poco amargo pide más azucar o, si eres de los que sospechan que la policía tiene pinchado tu teléfono, que te siguen por la calle y que los marcianos están conviviendo entre nosotros, pide que te hagan un lavado de estómago. Si crees que el maitre es un infiltrado pégale fuego al restaurante.
Si sospechas que alguien ha vertido drogas en tu comida, pagaselas.
Si se han pasado con la sal quema el restaurante. Si se te cae un tenedor al suelo, cuenta hasta cuatro, si nadie lo ha recogido que todo sea pasto de las llamas.
Si alguien (incluído tu) moja la punta de su corbata en tu salsa tartara procede a prenderle fuego al restaurante. Si alguien preguntara di que estás intentando famblear las cortinas.
Si la cuenta te parece excesiva pide el libro de reclamaciones y escribe una poesía de tinte melancólico en él. Luego, calale fuego al mantel mientras corres a esconder los extintores.
En el caso de que algun contertulio fastidioso alargue en demasia la sobremesa descuencale los ojos con la cucharita del té, envialos por correo certificado a la asociación de árbitros.
Si crees que tienes posibilidades con la camarera arrancate un botón de la camisa y dejaselo de propina haciendo alguna simpática observación como inviertelo en borsa o para que te compres un yate.
Tratandose de una cena romántica pide velitas para dos aconsejandole en todo caso al encargado que vaya poniendo al día su póliza de seguros contra incendios.

miércoles, noviembre 08, 2006

La letra pequeña.

Oferta Telefónica:

- Llamadas gratis*
- Sin cuota de alta**
- Sin cuota de mantenimiento de linea ***********



*pagandolas
** pero con cuota de baja (doble) y, en realidad, tambien con cuota de alta
*********** Quedan donadas todas sus visceras a una red de tráfico de organos humanos. Sus bienes y pertenencias más preciados pasan a formar parte del catálogo de una subasta pública, su dignidad queda derogada, su testamento impugnado y se le confina a ser enterrado (las sobras no aprovechables de su cadaver) en una tumba sin inscripción en la lápida. El papel donde figura su última voluntad, así como su partida de nacimiento pasarán a ser reciclados para elaborar con ellos rollos de papel higiénico. Su ropa será incinerada en un lugar público para escarnio de la plebe.Así mismo, pasa a formar parte de immediato de la lista de morosos, de la de sospechosos de ser pertenecientes a banda armada, de la de rumorología sobre su presunta homosexualidad, a las listas de peor vestidos y de feos del año y también a la de supuestos maltratadores de animales en vias de extinción como los adorables koalas.Queda usted automáticamente excomulgado, se le retira la licencia de conducir y será obligado a tatuarse una inscripción en la frente con la palabra bobo. Será usted vilipendiado de mala manera con la ayuda de una paleta matamoscas. Se le desaucia del planeta Tierra y se le quita la patria potestad de su propiedad intelectual (en caso de poseerla), también le quedara drásticamente restrinido el uso de la palabra y se le conmina, a partir de ahora, a respirar con cautela.

domingo, noviembre 05, 2006

Postal desde ningún lugar.

El éxito de las postales es que combinan imagenes y palabras, con suerte, a veces, fotografía y literatura. Que tienen doble anverso y carecen de reversos. Por supuesto, que viajan desnudas de envoltorio y que suelen venderse en artefactos giratorios que puedes hacer rodar entre chirridos.
Las postales se mandan desde lejos del hogar ahí donde se siente más dulce, en medio de la nostalgia de un viaje y con la esperanza del rencuentro, porque las postales se mandan a seres queridos y no las remite un banco o una escuela de idiomas. Jamás revelan secretos, ni tramas ocultas, sobretodo, porque se sabe que de noche las lee el cartero a la luz de una vela, voyeur y chismoso, como espía el fotógrafo la vida de los demás cuando revela sus fotos, igual que escudriña el escritor a la gente en los bares.

Besos, Ramon.

jueves, noviembre 02, 2006

Enmienda al Articulo 36.

Segun lo estipulado en el nuevo Articulo 36 del codigo legislativo referido a constantes físicas y a materia de permanencia de factores de atracción terrestre, se constata que: de ahora en adelante y a efectos retrogrados y anterogrados queda derogada La Ley de la Gravedad.
Así mismo dejarán de aplicarse sus 9,8 m/s de aceleración en caídas en picado a precipicios sin fondo, tal como su obsoleto sistema de imantación al suelo de los pies de cualquier persona física que obrara en dicho medio con lo que, a partir de ahora, se permitirá flotar libremente por el aire a merced del viento como una pluma de gorrión o un beso lanzado con la mano en el anden de la estación de trenes.
Se recomienda, no obstante, el uso de zapatos de buzo durante un periodo de adaptación a la nueva legislatura, aunque haya quien des del primer día levitará por doquier copando las cimas de las montañas más altas, alcanzando la luna con las yemas de sus dedos, perdiendose en el cosmos por siempre jamás.

viernes, septiembre 15, 2006

Me declaro inintiligible, ileíble e imperdonable.

Quiero dictarle telepáticamente desde ¡YA! mis palabras a un androide-impresora. Pedirle un café y que me lo mee (con su pene-grifo-cafetera). La última hora es mi pasado remoto, las golondrinas llegan con un retraso de doscientas primaveras. Quiero saber que había en vez de universo antes de que hubiera nada, de que color eran sus ojos. Eso fue tan solo hace un ratito y luego a mi ya me quedaban pequeños los zapatos y la historia de la humanidad se topaba con un punto final en forma de meteorito. Pum.
Quiero que me lean tus tataranietos y que, en cambio, no sepan ni como se llamaron sus tatarabuelos. Quiero ser vacunado contra la muerte y operado contra la nostalgia.
No conocer el nombre de las flores sinó su olor, no entender de botánica pero si de belleza, no arrancarlas por el tallo, meterlas en un jarrón, desojarlas una a una preguntandome si me quiere no me quiere, no ponerme ninguna en la solapa para la cita a ciegas. Quiero ser alergico al polen y medicarme, marcar la primavera con rotulador fluorescente en el calendario, cantar muy fuerte en la bañera para que llueva y así regar los campos.

Luego, estrangular a alguien con mis propias manos, pero justo un momento antes de que se ahogue del todo tirarme un horrendo pedo y soltarle para ver como ansía y desea ese aire con todo su ser.
O encerrar a un hombre durante diez días en ayunas, al decimo día invitar a un amigo a comer a casa y luego matarle. Por la noche, llevar al tipo encerrado delante del muerto y explicarle que al mediodía comió lentejas. Ofrecerle una cuchara y abrir el estomago del muerto. Cuando se las haya comido meterle el dedo indice en la garganta hasta hacerle vomitar dentro de un balde. Entonces, comerse uno mismo las lentejas vomitadas aprovechando que están calentitas.

domingo, agosto 27, 2006

Pestañeo nº 2:

Y ahora me gustaría ser viejo. Juguetear con un palillo entre los dientes, tener la cara arrugada, sobretodo con la zona de los carrillos bien acentuada de tanto haber reido. Irme a dormir cada día con la incerteza de no saber si despertaré al día siguiente.
Visto lo visto, me gustaría ser viudo. No tener descendencia y enterrar a todos mis amigos. A mis enemigos no, para que se lleve a cabo El Gran Baile de Fin de Vida de todos los que van a bailar sobre mi tumba (estás invitado).
Me gustaría que me prohiban la sal y tener un horario de pastillas. Contar anecdotas de hace cincuenta años y haber vivido, al menos, una gran guerra. Que alguien se enfade en mi repartición de bienes.
Calar mi boina negra apelfada a modo de rosca quedando así mi cabeza de digna calva de sabio a salvo de las inclemencias del viento.
Hacer jueguecitos sexuales con el cateter a mi niñera. Poder hacerme las necesidades encima y que me cambien los pañales unas delicadas manos femeninas que huelan a
lejia y polvos talco. Chochear y no recordar tu nombre. Ni el de nadie. Oler a flores mustias, a pollo pasado de fecha en el frigorífico. No entender ni el último chiste, ni el último chisme. Besuquear a los niños hasta babear su cara para que se jodan.

Parpadear tiempo.

Abres los ojos. Estás en el jardín de infancia llorando debajo de una mesa en tu primer día de guardería. Sin poder entender porqué tu madre y tu tía te han dejado solo en ese lugar lleno de otros niños que no conoces. Pestañeas.
Tienes vinti-tantos años y estás en medio de un trabajo cualquiera rodeado de otros niños que también fueron abandonados y también se han he3cho mayores.
Pestañeas.
Eres un anciano meciendose en su balancía con o sin una vida que haya valido la pena a sus espaldas. No has perdido la capacidad de llorar.
Pestañeas.
Eres un cuerpo inerte (putrefacto) yaciendo en una tumba o en el mejor de los casos polvo intergaláctico esparciendose a merced de los vientos.
Pestañeas.
Estás enfrente de un espejo intentando ver ese efimero bagar de la vejez a la niñez, de ahí al polvo de estrellas pasando fugazmente por este presente en que, paradójicamente, cada hora de tu horario laboral parece hacerse eterna.
Pero, pestañeas.

martes, agosto 22, 2006

H3QZ

El H3ZQ era un virus portador de la desdicha. Se contagiaba por via oftalmológica, a través de influjos similares a como se contagia la risa o los bostezos, y lo podías pillar con tan solo una miradita. Solo con cruzar tu mirada fugazmente por la calle cuan cualquier otra mirada triste portadora del virus podías quedar impregnado y no te servía de nada llevar gafas de sol. Su efecto secundario más ostensible era la tristeza.
Todo parece indicar que la cepa originaria provenía de un señor muy desdichado al que le mutó el virus de la soledad. Sin embargo, y a pesar de la incongruencia de este acto, ese tipo sentía una cierta felicidad al poder contagiar el virus a los demás y quizá fuera por eso siempre que siempre te miraba fijamente a los ojos.
Las causas de contagio más comunes eran varias y de esta forma lo podías pillar viendo fotografías antiguas donde sales tu, pero también durmiendo en una habitación donde alguien pasó la noche en vela sumido en su tristeza (entendida como sintoma) . Otra forma de contagio era oyendo música compuesta por alguien en proceso de incubación del H3ZQ, además de por contacto con pañuelos usados para secar lagrimas derramadas por adioses y hastanuncajamases. Y, sin embargo, misterios de la ciencia, no se podía contagiar con un beso, ni por mantener relaciones sexuales con personas afectadas por el virus, tampoco por transfusión sanguínea y mucho menos por donación de órganos. A no ser que se donara un corazón.
Dado el caso singular de que te fuera transplantado un corazón infectado con el virus H3ZQ de la desdicha perderías de golpe la facultad de reír, también, por ende, la de llorar, dejarías de tener la capacidad de albergar esperanzas de futuro y perderías el don filogenético de poder arquear cada ceja de forma individual. A no ser que ya lo hayas perdido.

Preguntas más frecuentes: ¿Se puede curar? ¿Como?
Se cura haciendote una dialisi completa de sangre, cambiandote el nombre y los apellidos por otros inventados o pertenecientes a personajes de dibujos animados y alterando tu identidad en un plan de protección de testigos contra la Mafia. También con la lobotomía y con el uso masivo de drogas duras. Apelando al porvenir y al azar, por quiromancia y acupuntura, con una aspirina y también esperando pacientemente el paso de siete años desde tu última contaminación cuando por fin todas las celulas de tu cuerpo hayan sido renovadas por completo.
Se es immune si se es pelirojo.
Pero en realidad el H3ZQ no se acaba de curar nunca porque la tristeza es infinita e irreductible, siempre está ahí, latente, esperando maldita agazapada en un rincón.

lunes, agosto 14, 2006

Contado de reojo.

Esta historia sucedía en el rabillo de mi ojo. Estaba protagonizada por un Oso Panda Milenario que comía orzuelos. Había alguien más que se safó de miraditas y chismorreos y por eso no se habla de él en la epópeya de la historia universal. Solo salió en la prensa el día que publicaron la esquela de su entierro.
Pero en esta historia había un alfiler viciado a pinchar globos de cumpleaños y un huracán que lo envidió y arrasó todo un país para tan solo apagar las velas de un pastel. En esta historia también se conocieron una mancha de petroleo y un vestido blanco de novia por estrenar. Y todo el oro del mundo se volvió a fundir para fabricar tan solo dientes de oro y tu sonrisa ahora era tan perfecta que parecía la dentadura de un caballo de carreras. El Sol, por su parte, era una chispa aunque esto también sucedía en el resto de historias conocidas, además, de estar dermatológicamente testado por el color blanquecino de tu piel. En esta historia había incluso una mosca aplastada en el parabrisas de un avión, como un escupitajo de mascar tabaco no era más que una pequeña mancha diminuta en un cristal, como un antojo en forma de mosca aplastada, como una mancha en la mirada ultrasónica de un avión o un bichito de esos que flotan en tu retina, casi como que te salga un orzuelo en un ojo.
Y se la comió el Oso Panda.

lunes, agosto 07, 2006

Escrito a mano como una paja.

Con un boligrafo en la mano era capaz de escribir las más delicadas palabras de amor pero también podía sacarte un ojo.
Con su punta retráctil afilada como la uña de un gato raspa sobre el papel como arañazos en el interior de una tumba, con el desgarro y la claustrofobia de la imminencia de la muerte. Haciendo gala de una caligrafía que raya el jeroglífico, digna del médico de cabecera de un Faraón, se estremecían las palabras de su puño y letra haciendo del papel un lienzo, una partitura o talladas en aristas en la xilografía del marmol de una lápida. Y su última frase siempre era su epitafio.
Entroncandose en la tradición sumeria de escribanos que cincelaban sobre tablillas cuneiformes de cerámica letra a letra blasfemaba de Gutenberg y maldecía la New Times Roman.
Pero, sin embargo, él jamás escribió -como petulantemente pregonan otros- para sí mismo, ni tan siquiera para ella. Él escribió siempre para los analfabetos o para los fanáticos que queman libros en piras.
Sujeta el boligrafo como un pincel o como el pene de un mono y con el dedo indice y pulgar juega a hacerlo aletear como si fuera un colibrí. Luego, a veces, lo consigue domar en la cetrería indómita de sus altos vuelos. Y otras veces no.

domingo, julio 23, 2006

Decisiones (o no).

Nunca se si tirar o empujar, si abrir mis puertas de par en par o cerrar a cal y canto, si mar o montaña y, si mar, si dulce o salado. Y nunca se si diesel o gasoil, si ir o venir, si quedarme o volver. No se hacia que lado es abrir o cerrar o cual enroscar o desenroscar y jamás se si voy en el sentido contrario de las saetas o viceversa.
Ya no se si ser o no ser o cuando decir o callar, si hacer (historia) o deshacer (entuertos). Y no se distinguir el bien del mal, el mal del placer, el placer del dolor, el dolor de una percha. Y, es más, nunca se si terminar o volver a empezar.

sábado, julio 15, 2006

¿Qué como estoy?: Balance estatutario.

Estado de ánimo: pfffff...
Adaptabilidad al medio: buffff...
Entorno social: eksss
Planes de futuro: glup
Capacidad de mejora: ñief
Grado de frustración: grrrrrrr....
Sentimiento de culpa: hip!
Evaluación media del item de felicidad percibida: ppprrrttffffffFFFF!!!!
Erase una vez un día.

Me levanté y se levantó conmigo toda la tristeza del mundo. Y sucedió aquella primavera que marchitó todas las flores, todos los niños nacidos ese día serían el anticristo, los jueces se jugarían a cara o cruz la suerte del condenado, pero ese día, durante todo el día -nada de azar o estadística- si tirabas una moneda al aire salía siempre cruz.
Paradójicamente era un día radiante de luz y color, de diafragma tan cristalino que se podía distinguir el sexo de los mosquitos al volar, quizá también en parte porque iban los mosquitos macho un poco empalmados. Ese día el mar era una colcha bordada con olas, azul cielo, que ahogaba las orillas y daba sed a un planeta algo pasado de sal.
Pero como era un día así -raro de bonito- las cometas volaban sin aire y los niños reían sin risa, un perro dijo miau, yo perdí un bolígrafo, los grandes males de la humanidad se curaban con mercromina, los sueños se hacían realidad y, por más que nos pellizcabamos, jamás volvimos a despertar.

lunes, julio 10, 2006

Superpoderes de mi pezón izquierdo.

Mi pezón izquierdo puede: doblegar la tiranía de un Imperio, acabar con el hambre en el mundo mediante su maná, ser omnipresente, pronosticar terremots, tsumanis y periodos antidiluvianos si se eriza, en fin, se puede desenroscar y en el anverso pone sigue buscando o una vez entre un millón se acaba el mundo de golpe.
Mi pezón izquierdo resulta radiactivo al contacto con tu dedo meñique, puede ser disparado como un proyectil en caso de guerra termonuclear grave, también sabe dar la hora a modo de reloj solar. Sus superpoderes no se acaban aquí ya que posee la telepatía entre pezones, habilidad tan inútil a priori como enigmática, pero, además, también se puede sintonizar con él emisoras de radiofrecuencia alienígena. Mi pezón izquierdo es omnipotente y telequinésico, por la noche fotoluminiscente, puede teletransportarse en el espacio y el tiempo a otros pezones izquierdos de personajes celebres, se filtra en tu mirada y se autoabastece de tu frenesí, da la vida eterna a quien lo succiona y resulta de una utilidad increíble a la hora de desamamantar hipopótamos. Mi pezón izquierdo ya lo quisieras tu.

sábado, julio 08, 2006

Hipólito el hipopótamo hipocondríaco.

Hipólito, el hipopótamo hipocondríaco estaba refrescandose placidamente como cada mañana en su charca preferida cuando de repente le asaltó el presentimiento de que iba a morir de una isquemia cerebral fulminante provocada por los transtornos limfáticos correspondientes a un cólico nafrítico, esto un instante antes de notar la hendidura de los afilados dientes del cocodrilo Bartolo aferrandose a su yugular.

viernes, junio 09, 2006

Clases de sociabilidad: Modos y maneras.

Ejemplo 1: Mi Pepe me trata como a un animal.

Mi Pepe. en vez de decirme: sientate aquí querida, permiteme que te acomode la silla. Él no, él: ¡Sit!
Así mismo, en lugar de pedirme románticamente: tumbemonos en la hierba y hagamos el amor bajo la luna llena. Él prefiere sugerirlo en terminos de: ¡¡plas!!
Cuando de lo que se trata es dejugar a la coquetería de las esperas, no suele usar el: esperate un poquito que ya casi estoy, mi amor. Él lo liquida con un ¡Só! y, por otro lado, cuando es él quien espera ha determinado solventar con un ¡arre! lo que, si fuera más atento, podría edulcorar tal que: queridísima mia, luz de mis sombras, aunque en mi más profundo ser -ya lo sabes- quisiera permanecer todos los instantes de mi vida aquí contigo a tu lado podrías, no obstante, y a contracorazón, ir adelantando un poco tu partir hacia nuestro destino de hoy. Pues eso: ¡arre!

jueves, junio 08, 2006

Cuando la vida ya no es en blanco y negro (primavera de colores).

Dudo, como dudaría un daltónico delante de un semáforo. Sin acabar de entender cuando está verde y cuando rojo. Y se queda encallado en la intermitencia fosilizada de una duda en ambar. Sudo, como suda el artificiero daltónico cuando le gritan por el audífono desde la central: ¡¡corta el cable rojo, el verde no, el rojo!! Y tiene miedo de tener que hacerte el amor de ahora en adelante con el robot teledirigido desactivador de bombas.
Pienso, que la vida es elecciones, así como medita aquella señora daltónica delante del estante de los pimientos en la verdulería y cree que da lo mismo rojos que verdes y cierra los ojos y ya todo da igual.

viernes, junio 02, 2006

Mensajes a móvil en horario de oficina.

9:13 Acabo de llegar a la oficina y ya tengo los pezones como rascacielos d pensar en ti.
9:17 Quiero ser tu King Kong.

11:32 Estoy tan caliente ke voy a desencadenar un cambio climático.
11:46 Yo tb. Me e puesto los cubitos dl cafe con hielo en las bragas y an empezado a hervir.
11:47 Creo ke tengo el coño en temperatura d ebullicion.

12:03 Al llegar a casa voy a tratarte como una emperatriz, exactamente como Cleopatra. Voy a bañarte en leche.
12:14 Me he sentado sobre la grapadora para sentirme mas cerca de ti.

13:46 Estoy mas humeda que el Amazonas en epoca d monzones. Ya queda poco, preparate.
13:48 Tienes el mismo efecto en mi miembro viril que el paso de 24h en las baguettes del Carrefour. Esperame desnuda, y mas te vale ke tengas al dia tu poliza d seguros.

jueves, junio 01, 2006

Malo malito, pupa pupita.

Más forajido que forastero, odiando mi-nu-cio-sa-men-te los sonetos de amor. A hurtadillas del destino ¿acaso sería sodomía meterle a cupido, desde la serenidad y sin acritud, sus flechas por el culo? Vividor de una historia sobreseída, rey de los ácaros, entre bolcheviques y bosquimanos, rapido enfermera: 20 miligramos cúbicos de cortisona.
Si lo último por lo que lloré fue por una cebolla que moría a rodajas, la última vez que sonreí fue para una foto de carné, sin contar la sonrisa de cada mañana para comprovar empíricamente si los dientes han quedado blancos después del cepillado. La última vez que sentí mariposas en mi estomago resultó ser una gastroenteritis (y las mariposas transmutaron en alacranes). Porqué la última vez que me enamoré fue de un coche.
Algo como una pantalla de croma se propone como realidad
y entonces un cientifico loco consigue aislar el gen de la soledad.

¿Pero acaso se siente solo el asesino después de matar a su víctima? ¿O el universo si es uno solo e infinito? ¿tal vez, el último especimen de una especie en vias de extinción? ¿Y que hay del único acertante del bote de la lotería, también se siente solo?
Tengo una ala delta en la mirada y traigo el infierno debajo de mis talones. En medio de un mundo donde hay un solo yo y el resto son todos tu. Galileo Galiley se equivocaba también: el centro del universo no era el Sol, era yo. Pero, a pesar de eso, mi capacidad de amar es infinita y solo es contrarestada (anulada y supeditada) por mi capacidad de odiar. Malo malito:
Proxeneta de la puta soledad, pederasta de la noche cuando es joven, racista de la piel del mar, ladrón de corazones, sadomasoquista de un dolor de estomago, violador del agujero de la capa de ozono, asesino de las horas muertas, malversador de un minuto de gloria, extorsionador de la realidad, narcotraficante de miradas furtivas, prevaricador del amor eterno, necrófilo de un susto de muerte, pirómano de tu bajovientre, terrorista de ideas explosivas, yonki de los besos de tu boca.
Pupa pupita.

miércoles, mayo 31, 2006

La vida de un hombre.

Si empiezas a leer este texto entonces sale el Sol. Aprovechando que es de día el protagonista de esta historia sale a pasear. Es Domingo, aunque si tu crees que es Domingo, entonces es Lunes y en vez de salir a pasear el protagonista se ha levantado muy pronto para ir al trabajo. Él está en su oficina para atender sus negocios, pero a leer tu que él está en su oficina para atender sus negocios, en una milésima de segundo se ha volatilizado la oficina y él aparece en medio de un campo de patatas. Mientras labra la tierra el protagonista piensa en ti. Un acto irremediable de telepatía entre un personaje de ficción y un personaje real. Pero si tu crees que el personaje de ficción es él y el personaje real eres tu, te equivocas y tu equivocación provoca que el protagonista empiece a toser desesperadamente. Tose con tal brutalidad que pronto le falta el aliento y se encuentra a las puertas de la muerte. Se da cuenta de que solo tu puedes ayudarlo, alza la vista al cielo y te suplica mentalmente que le salves la vida. La telepatía funciona y tu immediatamente haces que deje de toser y así pueda recobrar el aliento. Te has convertido en su dios. Pero al creer que la telepatía ha funcionado y que le habías salvado la vida y que te convertías así en su dios nada de esto ha ocurrido y el protagonista muere en medio de una tos seca que se apaga lentamente. Has matado a un hombre.
Y si crees que este es el final del texto, entonces se pone el Sol.

lunes, mayo 29, 2006

Viaje en el avión ultrasónico y estratosférico de la cucharita de una papilla de bebé.

Si el sentido de la vida es hacer que alguien te cultive, que te riegue y te abone, que te recolecte, te aliñe y te degluya; que después te defeque.
Pues entonces, las verduras están dominando el mundo.

sábado, mayo 27, 2006

Hábitos de lectura o como comportarse ante la literatura.

Según el dios de la literatura, estar leyendo un buen libro y tenerlo marcado en alguna de sus páginas augura immortalidad. Nadie puede morir dejando a medias una historia.
En cambio, cuando alguien te cuenta el final de un libro o de una película que no has visto, en algun remoto confín del universo estalla una estrella.
Si mientras lees un libro se posa un mosquito sobre él, debes cerrar el libro de un golpe brusco y aplastarlo. Ese mosquito fue un antepasado tuyo y te está indicando que desea ser trasladado a su siguiente reencarnación. En la que será escritor.
Hay un libro que nadie puede resistirse a cogerlo del estante después de leer su título, se trata de: "Palanca de apertura del pasadizo secreto".
Un libro triste, verdaderamente triste, debiera ser siempre editado en papel de cocina mega-absorvente. La buena literatura erótica, por contra, debería leerse exclusivamente en Brailly. Con las tapas debidamente plastificadas para evitar embarazos psicológicos.
Un libro que has comprado con tu dinero, no debes dejarlo nunca a nadie. Lo más provable es que no te lo devuelvan.
Si eres la persona a la que le han dejado el libro, no lo devuelvas. Así aprenderán.
Al leer un libro cuyo autor haya muerto, siempre tendrás la sensación de que su fantasma está leyendo justo por encima de tu hombro derecho asomandose como el lorito de un pirata. La única forma de que desaparezca esa sensación será desnudarte y meterte en la ducha, cuando vuelvas su presencia ya no estará allí.
Si mientras estás leyendo un libro hay un apagón, deberías renunciar a leer el final de esa historia. Tendrás que imaginar finales alternativos durante el resto de tu vida. Y solo en tu lecho de muerte gozarás del derecho de saber si en alguno de ellos coincidiste con el del autor.
Si, en cambio, lo que ha sucedido es que has estado tan immerso en la lectura que se ha puesto el Sol y ya no puedes seguir leyendo, no deberías corromper ese libro con luz artificial. Enciende una vela o espera a que vuelva a salir el Sol.
Pudiera suceder que te identificaras mucho con el/ la protagonista de un libro o vieras demasiadas coincidencias entre la historia que se explica y la de tu vida. En ese caso, alza la vista y mira a tu alrededor, a ver si hay alguien mirando de reojo mientras toma apuntes en un bloc.
También debes saber que en cada hueco en blanco hay una frase que jamás se escribió.

De la relación con un libro.

Para leer un libro: antes que nada, huelete las manos ¿crees que son dignas de ni tan siquiera sujetar las tapas? De todas formas, lávatelas. Aunque lo ideal sería que usaras guantes de latex. Además de tratarse de otro sistema anticonceptivo para evitar embarazos psicológicos dermatológicamente testado.
Ahora ya puedes sujetar el libro, primero que nada huelelo por la parte del lomo como si fuera un puro. El sentido del olfato resulta esencial en estos primeros compases, la atracción química olfativa, tan importante en el amor, también lo es en la literatura y, a efectos prácticos, podemos considerar que vas a hacerle el amor a un libro; bueno, de momento, que vas a follartelo, luego, a lo mejor, surge algo más.
Los prolegómenos son muy importantes: no puedes abrirlo e introducir tu mirada de sopetón, primero deberás acariciar su contraportada, besar el titulo y susurrar en voz baja el nombre del autor. Luego, hazle cosquillas jugando a hacer deslizar los pliegues de sus hojas suavemente por tu dedo pulgar. Ahora sí, con la excitación pertinente, ya puedes abrirlo y penetrarlo con tu lividinosa mirada.
Acuerdate de humidificar regularmente tus dedos con saliba para cambiar de página, los fluídos corporales serán muy importantes para que todo se desarrolle de forma lubricádamente correta. Ve a tu ritmo, recuerda que la buena lectura dura horas. De esta forma, cuando llegue el clímax todo se precipitará en un orgasmo que hará que se corra la tinta del punto final.

viernes, mayo 19, 2006

Sinestesia brutal.

Si mis pies supieran parpadear y pudiera hablar por las axilas, si mi voz tuviera la facultad de andar estaría ya tan lejos...Si con mi cerebro pudiera saltar a la comba o si mi nariz consiguiera entrar en erección, sería totdo tan distinto...Si supiera ver por la nuca, si supiera estornudar con el pene o , tal vez, poseyera el don de pensar con el dedo pequeño del pie izquierdo. Si consiguiera eyacular por las orejas y también mear por el ombligo, todo sería tan fácil... Si lograra arañar con la mirada o fuera capaz de tocar el piano con el pescueso. O cuanto cambiaría mi vida si pudiera oler por el agujero del culo .


Aunque, de momento, me habré de conformar con hablar por los codos, comer con los ojos, escribir con el culo y pensar, a veces, con los pies, a veces, con la polla.

miércoles, mayo 17, 2006

Historia de teclas.

[Inicio]: Esa mañana despues de [wake], miró por la [windows], sintió el [power] y decidió [esc] de ahí. Luego de [intro] en el coche y de darle al [turbo] se sintió como en un [F1] pero se le [bloq] el embrague, perdió el [ctrl] y salió disparado contra el [space] hasta que se [insert] contra una [windows] donde quedó [supr] de la faz de la tierra y le llevó a [enter] en el [sleep] eterno: [fin].

domingo, mayo 14, 2006

Y de pronto...

me voy volando por las alturas sin ni tan siquiera levantarme del sofá. Y hasta noto como me petan los oídos por la altitud. Y me resfrío porqué entro en cota de nieve o me doy de cabeza contra la estratosfera de mi imaginación.
Pero si paseo junto a ti de la mano se descompensan mis pisadas en pos del destino.
Porqué ser como yo implica ser infeliz, aviso, y no cambiaría mi forma de ser ni por un millón de felicidades.
Robinson Crusoe de mi cortex prefrontal, pirata de mi bañera, pionero de la última novedad, bucanero al abordaje de una idea, peregrino del destino en un atolladero, capitán de esta vida que es una barca...que se hunde, comodoro de popa, marinero de aguas tibias en un vaso donde ahogarme.
Donde arrecia el sindrome de zugunruhe, de allí partiré, hasta sufrir el mal de seroche, ese es mi destino. Como aquel gorrión que migra en primavera de Europa a África y al pasar por Francia a la altura de los pirineos es atrapado y lo meten dentro de una caja oscura, para que piense que siempre es de noche y así esté siempre comiendo hasta cebarse y luego lo atiborran de conyac hasta ahogarlo, después lo hornean y lo sirven entero entre pan y pan hasta convertir, por fin, una ave migratoria en un plato típico de la Novel Cousin.
Morir en de una noche sin fin en medio de una borrachera, la más cruel/ la mejor muerte posible. Así quisiera morir yo, así me siento, así soy yo: una entidad voladora, un ave en perpetua inquietud migratoria, una delicia al paladar, una vida muerta, una tasa de alcoholemia rayana a la alquimia inducida por un arte un tanto gastronómico, una nocturnidad y por ende alevosía sin fin dentro del misterio de una caja negra, un flipe de voladura al punto de sal, una historia con final crujiente.

viernes, mayo 05, 2006

La ladrona de tiempo.

La vieja que creía que robando un reloj le robaba tiempo a la muerte. Cuanto más caro era el reloj, de mayor calidad sería el tiempo que conseguiría. Por ejemplo, un reloj de oro de diciocho quilates era el equivalente en resplandecientes y radiantes días soleados de primavera. Un reloj de plástico de los que regalan en las cajas de cereales serían aburridos ratos en la sala de espera del dentista.
Así que tenía en su casa un auténtico museo viviente de tiempo. Y se encargaba cada día de darle cuerda a los relojes de cuerda, de cambiar las pilas de los que se habían parado y de poner a hora los que se atrasaban o adelantaban. Y de esa forma el latir del tic tac de los relojes era un solo corazón y marcaba al unísono los ratitos de tiempo robados a la muerte mientras la viejita gozaba de una excelente salud pese a su ya avanzada edad.
Un día la atrapó el Sr. juez intentandole robar su preciado reloj de bolsillo, de gran valor sentimental porque había pertenecido a varios de sus antepasados ilustres. A pesar de eso, y como el juez tenía muy buen corazón, la viejita no fue llamada a juicio, eso sí, fueron confiscados todos sus relojes y tuvo que asistir a un tratamiento para su evidente cleptomanía.
El psicólogo era una eminencia muy respetada, excelentísimo profesional en lo suyo, y el mismo día que quedó curada la viejita murió.

Dedicado a mi abuela, honrada y trabajadora.

jueves, mayo 04, 2006

Cartas del soldado desconocido.

Querida Marlene,

hecho mucho de menos tu sonrisa, aquí todo es horrible y los estruendos de las bombas y el hedor de la muerte me sumen en una terrible tristeza. Sin ti me siento desorientado y no soy capaz de distinguir el frente de la retaguardia, ni donde está mi flanco derecho o donde el izquierdo. Las batallas son muy confusas y cada vez que disparo mis tiros se convierten de immediato en balas perdidas, aun no se de que bando estoy. No se a quien tengo que matar, ni por quién o porqué he de morir. Mi uniforme no coincide con el de nadie de por aquí.
A pesar de eso, mi pequeña Marlene, he intentado varias veces sin exito entrar en combate pero nadie me reconoce como su enemigo. Avanzo en circulos hacia ningún lugar. Creo que no encuentro mi guerra.
Estoy casi seguro de haber estado en el campo de batalla, lo se porqué había un montón de gente matando y otros tantos muriendose, es un lugar infernal donde la vida humana no vale nada, ahí todo el mundo me ignora. A veces pienso que me sentiría mucho mejor si me atacaran con fuego de mortero o me hicieran prisionero y me torturaran hasta la muerte.
Mi vida ha perdido sentido. Quisiera, como soldado en tiempo de guerra, acatar ordenes sin pensar, luchar por ideales sombrios, calar mi bayoneta en el higado de los enemigos, llorar por mis compañeros caídos, batirme en cruenta lucha contra otros seres humanos hasta el final. Pero no, nada de eso sucede y me hayo sentado a la sombra de un melocotonero, sin saber quien soy en medio de una guerra que no es la mia, oh, mi dulce Marlene.
Ayer mismo, sin ir más lejos, confundí un campo de minas con un campo de patatas y al pisar una se espachurró -estaba un poco pocha- y pringué la suela de mi zapato.
Desesperado, he tomado como rehen la luna llena y me he hecho fuerte en tu recuerdo atrincherado en la nostalgia de tus besos. Ya solo espero que esta o alguna guerra termine y así poder volver a casa y reencontrarme contigo, Marlene. Pero, me pregunto: que casa? y quien es Marlene? Me siento tan confuso, cuando terminará todo esto?

sábado, abril 29, 2006

Caprichosa memoria selectiva.

No se porqué azaroso capricho de la memoria me se la letra esúpida de esa canción de hace tantos veranos y, en cambio, nunca me acuerdo del código postal. Así como también me acuerdo perfectamente del sueter que llevabas aquella ya lejana tarde de nuestro primer beso y, sin embargo, no puedo recordar lo que comí anteayer. Y recuerdo al pie de la letra el dialogo que se desencadenó al ver por la tele lo de los atentados y luego, otra vez, ante el umbral de la puerta de mi habitación me encuentro parado sin saber lo que he venido a buscar. Incluso, aun puedo recordar mi primer día de guardería y como me quedé sentado llorando debajo de una mesa, pero, en el anverso de esta moneda de dos caras entre la memoria y el olvido, soy incapaz de recordar donde he dejado las llaves. Y, sí, recuerdo con diáfana claridad que esa carta la iba a esconder en un sitio donde nadie la podría encontrar y que solo sabría yo y, ya lo ves, ahora no recuerdo que sitio era. Porqué recuerdo todos los nombres de la alineación del equipo campeón de hace varias temporadas, pero me encuentro algun conocido por la calle y no puedo acordarme de su nombre. Así que se que aunque recuerde el olor de las flores del patio de la casa donde crecí eso no significa que tenga que acordarme de desenchufar la plancha y cerrar el gas.
O sea, que me acuerdo de recordarte de a ratos y, otras veces, se me olvida que no te puedo olvidar. Pero aun recuerdo que quisiera olvidarte, que querría no acordarme de haberte olvidado, que no se me olvidara jamás no volverte a recordar y, sobretodo, no acordarme de...de...ups...ahora, se me olvido el final.

miércoles, abril 26, 2006

Si hiciera las listas de la gente que amo y la que odio...

Que odio:
- Van Gaal
- Zaplana
- Bustamante
- Raquel Abad
- Pilar Rahola
- a ti


Que amo:
- Ronaldinho
- Zapatero
- House
- Carmen Alcaide
- Mikimoto
- Hommer Simpson
- a ti

si hiciera las listas de la gente que amo y la que odio...tu estarías en las dos.

lunes, abril 24, 2006

Eduardo Galeano. El libro de los abrazos (fragmentos)

" Un hombre del pueblo de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos.- El mundo es eso - reveló-. un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con la luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay gente de fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas; algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende.
(...)
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algún mágico día llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el pie derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crónica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
(...)
No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace. "

sábado, abril 22, 2006

Hágase la luz en tu mirada.

Si estuvieras a mi lado te contaría como la bombilla que dejo encendida por la noche ¿Por miedo a la oscuridad? ¿Por si viene Papá Noel que no tropiece? al amanecer, a plena luz del día, se queda marchitandose en un rincón calladita la boca.
También me gustaría explicarte, entomólogo acerrimo, porque los bichitos voladores van hacía esas luces nocturnas que serán su silla eléctrica, su horno crematorio, en fin, su muerte segura por electro-quemazón. Que lo hacen porque las confunden con la Luna y que, posiblemente, si tuviera alasa mi también me pasaría, atrapado por ese influjo, golpeandome en cada farola, dándome un coscorrón contra algún crater lunar si consiguiera ir más allá.
Porqué estoy convencido de que si te tuviera delante se me pondría la mirada del gato que está a punto de ser atropellado de noche en la carretera. Absorto ante el resplandor de la luz hipnotizante de unos faros, ojos fotoluminiscentes que no pestañean, paralizado ante una muerte perturbadora por cruce de miradas.
Pero adicto a ti como barco en noche de tormenta necesitado de faro, como Rey Mago de Oriente siguiendo su estrella en Navidad, como pez atrapado con la técnica de la encandilada.
Capaz de mirar fijamente la luz del día entrar por la ventana hasta irritar mis ojos. Luego, cerrarlos y poder asomarme al retal del negativo que queda encallado en mi retina. Por el que entran cantos de pájaro y brisa marina.
Adicto a la luz en todos sus formatos quisiera vivir en un castillo de fuegos artificiales, emborracharme con las luces de neón, llevar luces de galibo en el sombrero hasta convertir el planeta en una gran bola de discoteca que brilla y gira en medio de la galaxia, enamorarme de un culito de luciérnaga y meterle mano con la mirada. Decir siempre luces, camara y acción antes de besarnos o activar las luces de emérgencia si te vas, escribirte mensajes secretos que solo son visibles a la luz ultraviolada, atrapar estrellas fugaces con cazamariposas, ser azul como la luz de un mechero, parpadear al compás del fosforescente de la cocina, ser eterno como la llama de la vela que nunca se apaga de un pastel de cumpleaños.
Morir, repentinamente de un ataque fulminante, entre espasmos de un dolor horrible y, a la vez, placentero, sabedor de que mueres por lo que más amas, al leer el recibo de la factura de la luz.

viernes, abril 21, 2006

Vestido sin prisa pero sin pausa.

A mi la cafeína me relaja, las mujeres me entristecen, la salud y el bienestar me enferman, la via lactea me produce claustrofobia, el oxigeno me asfixia, el trabajo me envilece, las horas vacías me llenan, el despertador jamás consiguió hacerme dejar de soñar. A mi los chistes me hacen llorar, los años bisiestos me comprimen, las madalenas me gustan duras y las galletas blandas, a mi me engrandece y vanagloria el anonimato, me dan vertigo las aceras, me rehuye el destino en cada chicán.
A mi las aspirinas me duelen y los aviones no me hacen volar, los altares me rebajan, el fín del mundo no me llega nunca, la muerte me da vida y, por consiguiente, la vida me mata. A mi los ojos no me dejan ver, la purpurina no consigue hacerme brillar, a mi el presente se me antoja inasible, a mi el alcohol no me deja olvidar, a mi los ácaros me empequeñecen el ego, a mi las multitudes me hacen sentir solo, a mi los segundos me resultan eternos, a mi las cebollas no logran hacerme llorar, a mi la gravedad siempre me pilla cabeza abajo.
Y es por todo esto y no por otra cosa que, a pesar de que la etiqueta y las costuras están por fuera, la camiseta que llevo está del derecho. Porque es el mundo el que está al revés.

domingo, abril 16, 2006

Enseres de la existencia.

Entre mis más íntimas posesiones: el universo. Al que, declaro de mi propiedad a fecha de hoy y a efectos retrógrados y anterógrados. También delimito al mismo desde entre la punta de mis dedos hasta los límites insondables del universo o hasta infinito en caso de tratarse de un universo infinito. Por lo tanto, paso a ser el flamante poseedor de un universo propio con todos sus complementos adjuntos como estrellas, mares, agujeros negros...Pero también, atardeceres, agujeros de aguja de coser, escalofríos.
Incapaz de abastarlo en su totalidad, aun y a pesar de intentarlo en cada instante, lo lego en usufructo a todo aquel que lo pueda necesitar. Dando ordenes precisas de dejarlo en herencia a las generaciones venideras con el único requisito de que lo sepan disfrutar. Es amorosito, biodegradable, solvente, fiel y sabe ir a hacer pis él solito.
Me reservo la patria potestad de sus errores de calculo, otrora llamados azar, y el derecho, hay quien diría más bien el deber, de destruirlo en caso de necesidad.

miércoles, abril 12, 2006

uoooohh....uoooohh....uoooohh....uuuaaaahhh...

El extintor que hay colgado en la pared y tu rivalizais como centro de mi atención. Y, si bien es cierto que el artilugio en cuestión lleva varios meses ahí quieto sin hacer nada, también hay que tener en cuenta que este parece poseer un cierto talento para la espontaneidad y la improvisación del que tu careces totalmente.

ooouuuuaaaahh....uuuaaaaooohhh...uuuuooo00OOooOO00ooooohhh....uoooohh....oouuuhhggff...uuuuooooohhh....

viernes, abril 07, 2006

Grafomanía dixit.

A él le hubiera gustado escribir directamente sobre su piel palabras guarras. Pero resultó que eso era ya una pequeña perversión sexual existente. Quería ir más allá, tatuarla toda hasta convertir la aguja hipodérmica en la más exquisita pluma, marcar esa obra de arte con su firma en el tobillo. No permitir que ninguna palabra pudiera ser borrada con jabón.
O, tal vez, sin tantas pretensiones, escribir nuestra historia en la frente del más sabio de los calvos (o, en su defecto, del más calvo de los sabios) empezando por encima de las cejas, subir por esa amplísima frente cruzando toda la cocorota hasta terminar en el redondel de la coronilla. Quemarle el peluquín.
Ojalá, que todo lo que te digo te llegara con tanta fuerza como si estuviera escrito en la carcasa de un misil que te cae des del cielo. Sin que dispongas ahora de esos dos segundos de decalaje para captar la ironía, con tan solo apenas un nanosegundo antes de la gran explosión.
Quizá complicarlo aun más y escribirte cartas de amor con el pie izquierdo, a oscuras, con tinta invisible, mientras salto a la comba.
Debería ser capaz de arrasar una selva entera para fabricar el papel de una carta de amor. Verter la carga de un petrolero sobre las más virgenes playas para recoger la tinta necesaria. Extinguir una especie de aves para arrancar una pluma y escribirte con ella el más bello poema de pajaritos piolando en un arbol al lado de la playa.
Luego, hacer explotar el universo (a poder ser sin ensuciar) con el único fin de que no la puedas leer.

miércoles, marzo 29, 2006

Revelación de superpoderes:

Mis pezones son mágicos. Por suerte para la humanidad solo los utilizo para el bien.
Discurso para lagartijas nº68; JC

Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apoltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fíludas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los espromedios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del Aurelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias.



Posible traducción:

Apenas él le acariciaba el cuello (o el chocho en versión picante) a ella le entraba la calentura (en cualquiera de los dos tocamientos) y caían en un extasis de besos, de salvajes contorneos, de agitaciones exasperantes. Cada vez que él le procuraba lamer el conyo (ahora no hay duda de que es un conyo como una casa), empezaba a jadear quejumbrosamente y tenía que girarse de cara al techo sintiendo como poco a poco su clitoris se contraía, se iba excitando, estremeciendo, hasta quedar rendido como la grasa de una sartén a la que se le ha dejado caer unas gotas de Fairy (por ejemplo). Y sin embargo era apenas el principio (se ve que ella es multiorgásmica), porqué en un momento dado ella se abría nuevamente de piernas consintiendo que él le aproximara suavemente su polla. Apenas la penetraba, algo como un escalofrío los estremecía, los hacía sentir uno y les hacía dar espasmos, de pronto llegaba el climax, la fulgorosa convulsión de la matriz, la jadeosa explosión (más bien de geiser que volcánica) del orgasmo (este es el de él), los efluvios del esperma en una más-que-humeda agonía (placentera) ¡Ossana! ¡Ossana! Posados sobre la cresta de una ola (¿de un gallo?) se sentía bajar la marea, serenos y sosegados. Temblaba el somier, se aplastaba la almohada y todo quedaba resuelto en una profunda calma, en pliegues de pringosas sábanas, en caricias casi crueles que los llevaban hasta el límite del frenesí (o de las pantunflas).

martes, marzo 28, 2006

Agujeros negros por pupilas.

De repente, veía que los vasos estaban medio vacíos, que ha nadie le tocaría la lotería hoy, que el destino está amañado y la vida tiene tongo, que se le estaban marchitando las flores de plástico. Creía que el fin del mundo andaba cerca o llegaría con antelación, que, por contra, el último tren ya pasó, que nadie confiaba ya en nadie, que los pesimistas no eran más que realistas bien informados, que había que guardar el optimismo para tiempos mejores, que ella no le quiere, que el tiempo pasa demasiado lento, demasiado rápido, de forma tan fugaz, de manera que diriase que se hace eterno, que todo tiempo pasado fue peor, que el futuro llega con retraso, que ya no nos queda tiempo para nada. Que nadie hace nada por nadie ni por nada a cambio, que casi todo queda en el tintero, que ni ahora ni nunca, que jamás de los jamases, que no. Ahí lo puedes ver pensando que cuando crees que nada puede ir peor es que algo se te había pasado por alto, que en las buenas historias de cine, al igual que en la vida, el final es triste y siempre acaba muriendo el protagonista, que el día de tu cumpleaños no tienes un año más de vida sinó que estás un año más cerca de la muerte. Está convencido que soñar augmenta el colesterol, que tararear engorda, que bailar produce estrés y fatiga, que sonreir potencia las lineas de expresión de tu rostro, o sea que acrecenta las arrugas de tu cara, o sea que hace envejecer, o sea que mata. Piensa que pensar demasiado en las cosas produce traumatismos craneoncefálicos graves o cancer cerebral.
Está seguro de que vamos a fracasar sin ni siquiera haberlo intentado, que todo va a salir mal o que nada va a salir bien, que la mala suerte está hechada, que,aunque sabe que se arriesga a que alguien pudiera tildarle de pesimista, él otra vez veía las copas medio vacías. Y las volvió a llenar.

lunes, marzo 20, 2006

El amargo don de la belleza.

Eres muy guapa, no lo digo solo yo, lo dicen los espejos y lo sabes. Lo dicen los canones de belleza de la historia de la humanidad, eres guapa en todas las épocas y lugares del planeta. Lo dice la mirada de los buhos. Lo dice la ley de la selva, la ley seca, la ley de Murphy y la de la gravedad, o sea, que eres guapa dentro de la legalidad. Lo dicen también las estrellas en su menor fulgor, languideces estampas de cielos nocturnos. Lo diría Darwin porque es por tu belleza que han follado todos tus antepasados directos. Lo dicen los crepusculos que se asoman a tu ventana para verte acostar o amanecer. Y lo dice también la inevitable tristeza de los ciegos. Lo dice toda la poesía del mundo que ahora habla exclusivamente de ti. Lo dice, por fín, el aire que escasea en tu presencia. Lo dice mi corazón que se acelera ante tí.
Fabulaciones en ocre.

Cuando un gato negro se cruza conmigo, es el gato quien morirá atrpellado fruto de una tremendísima mala suerte antes de que acabe el día.
Sí, de acuerdo, pero las ovejas para dormirse te cuentan a ti.

domingo, marzo 12, 2006

Esos días en que ella siempre se pone falda.

Cuando hace viento las plantas están follando porque sus semillas se dispersan germinando la tierra. Hoy hay una orgía allí fuera y como siempre que hace viento me entran ganas de lamer cactus. Respiro a través del jersey porque hay semen de flora infestando el aire, es como si las petunias se corrieran en tu cara. Y no quiero hablar porque las palabras también se las lleva el viento, prefiero escribir en estos días de sexo aeróbico floral. Luego hacer aviones de papel con las páginas escritas.
La anemografía de mi último suspiro prevé escalofríos y rubores. El sexo entre seres humanos, en cambio, no consigue hacer volar cometas, ni impulsar un velero. Sin embargo, puede desencadenar una guerra. La parte hembra sabe del poder del escupitajo blanco y hace acopio en su bajovientre. Nacidas para robar nuestro bien más preciado, nuestro viscoso petroleo blanquecino que emana gratis y dispone de espermatozoides ilimitados.
Luego de succionarlo, lo guardan en un compartimento secreto cerca del útero que no sale en las ecografías. Que cuando están solas expulsaran en potecitos que serán guardados debajo de una baldosa.
Así si algun día estalla la tan inevitable guerra entre hombres y mujeres podrán destruir nuestra raza a base de indirectas y cínicos comentarios sobre el tamaño de nuestras protuberancias dejando tras de su pasos pequeños reductos de lo que vino a considerarse el ser humano macho. Entonces desenterraran nuestro codigo secreto del suelo de la cocina y crearan a partir de nuestra simiente unas divertidas mascotas sumisas que les plancharán la ropa, cortarán el cesped y lamerán su clítoris.
Aprendiendo a callar a gritos.

Compartimos el don aquella tarde de tener como tiene todo el mundo una sola boca. Aprendimos a decir verdades y a callarlas. Supimos hablar ahora o callar para siempre, porque mudas son las manos que se guarecen en los bolsillos, mudos ojos redondos vacuos de pez. Y hay cosas que no me las repites en la calle, hay palabras que no son más que pausas que separan silencios, existe el dios de las horas vacías y cuando un arbol cae en mitad de un desierto sin que haya nadie alrededor para escuchar, no importa, el arbol murmura: arbol vaaa! Y si, me estoy volviendo sordo de la boca y mudo del oido o acaso al leer un libro resuena en mi cabeza la voz del escritor, cacofónicamente si se trata de uno de esos pedantes escritores muertos de antaño. Aunque pueda leer tambien tus labios cuando sorbes el fondo de una cocacola con una pajita creando estruendos. Boquita de piñon con silenciador o mi cabeza está insonorizada a ti, a las ondas hertzianas de las radios que surcan el aire a merced del viento, a las conversaciones de telefono movil que van de aqui para allá haciendo carambola en los satelites, a los murmullos de las sílfides o ninfas del aire. En cambio, casualidades de la vida, siempre pude oir esos silvatos que solo oyen los perros.
Atrevete a no pararme por la calle y presentarte como la salvación de la raza humana, arriesga tu vida a no conocerme nunca o su homologo en positivo ignorarme para siempre. Mudo interior de una lata de conservas, misterioso silencio de caja negra, cuentame la historia de aquel tipo que guardo un te quiero dentro de la caja fuerte de un banco y luego se paso el resto de su vida intentando olvidar la combinación. Pues así mism ojalá callaran los ácaros de mis hombros en su perorata incansable susurrandome al oido que el mundo está en contra mia, el universo conchavado contra mi, que le prenda fuego a eso y a aquello de allí. Bajo una fina lluvia de caspa gritando todos a la vez con sus diminutas gargantas de microrganismo aconsejandome por lo vaginis sobre en que tengo que invertir mi dinero, a quien tengo que amar y a quien debería matar. Asesores bursatiles, celestinos, piromanos, psicopatas ácaros.


jueves, febrero 23, 2006

Elucubraciones metafísicas.

La inteligencia tiene que estar forzosamente reñida con las pollas grandes, aunque solo sea por pura lógica del riego sanguineo.

miércoles, febrero 01, 2006

Sin coartada para los asesinatos.

Otra noche solo en casa, sin coartada para los asesinatos. Precintado del mundo exterior por el pestillo de la puerta, envasado al vacío con la manta del sofá. Pasan las horas como en un taxímetro de la vida, que luego las vas a deber y el mundo se ve como mirando con un microscopio a través de un telescopio. Confinado en un sinfín de callejones sin salida, custodiado tras puertas falsas, sitiado por una basta extensión de plazas de párking para minusvalidos vacías.
Pero fijate en su cabeza ovoidea -o aovada- está pertrechando el olvido y ya no recuerda la tabla del ocho, luego se olvidará de los dinosaurios, como si jamás hubieran existido. Y los nomos de jardín y los hombres invisibles (tan fácil es dudar de su existencia).
Y ahora mirale, es el gran tuteador, que le pregunta la edad a la muerte. Y su discurso, a pesar de carecer de sobriedad porque tu lo embriagas, amén de esos chupitos de un supuesto digestivo, emana consonancia y magnificencia, aun a pesar de prescribirse por la medicina indigena maorí como un portentoso remedio contra el insomnio.

domingo, enero 29, 2006

Narcolepsia vital aguda.

Dormía tan profundamente que soñé que aun no había nacido, que todavía estaba en la panza de mi madre y que la manta que me guarecía del frio era la placenta. Tal vez por eso cuando se me salieron los pies de la almohada pensé que se rompía esa protectora y había un derrame de líquido amniótico, que se precipitaba el parto y nacía prematuro.
Y entonces, desperté.

sábado, enero 21, 2006

Tratado de nanología.

La única forma de distinguir feacientemente a un enanito de un niño es secuestrarlo y meterlo en un zulo por un periodo no menor a los tres años. Si en ese tiempo no ha crecido se trata de un enano, entonces te lo puedes quedar. Si consigues poseer los suficientes enanos como para construir una piramide de tamaño medio habrás alcanzado una sensación muy próxima a la felicidad.

miércoles, enero 11, 2006

Alegato en firme.

Me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! y -en esto soy irreductible- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. ¡Si no saben volar pierden el tiempo las que pretendan seducirme!

volar
(El lado oscuro del corazón)