jueves, mayo 31, 2007

Emulsiones pedestres para Manoli.

La piedra Manoli ha tenido una vida muy dura.
Ella soñaba con ser una almohada blanda y confortable en la que las personas descansaban sus preocupadas cabezas y encontraban reposo, consultaban sus dudas, resguardaban sus secretos y soñaban los sueños más bonitos.
Pero Manoli no llegó a ser más que una piedra en el camino a la que la gente esquivaba o tropezaba más de una vez por pura esencia de ser humano. Y como las piedras no sienten o se supone que no deberían sentir Manoli no sintió toda esa soledad o tristeza de peñasco, ni la nostalgia de surcar los cielos en alguna guerra antigua lanzada por una catapulta.
Manoli no sería la primera piedra de ningún edificio emblemático bajo la que guardar objetos simbólicos y representativos de los simposiums y bailes de disfraces que ahí se celebrarían. No será piedra angular, ni piedra pomez que rasque la planta de tus pies. No será la primera piedra que osen lanzar los que estén libres de culpa. Y seguro hubiera ser querido piedrita en tu riñón.
Pero a lomos de una montaña surca Manoli la tierra que la vió nacer. Convirtiendose en polvo por la erosión orográfica y aguardando con toda su paciencia de piedra que estalle el mundo y salga disparada a surcar el cosmos para ser meteorito que cae des del cielo en algun lejano planeta interestelar donde Manoli, por fin, pudiera ser feliz.

viernes, mayo 25, 2007

La firma del olvido.

Era el abajofirmante de gran parte de la literatura universal y de miles de frases célebres además de casi todas las amenazas de muerte o notas de secuestro. Y, aun a pesar de eso, a Anónimo no le conocía nadie.
No le pedían autógrafos por la calle, ni se subastaban mechones de su pelo por cantidades astronómicas de dinero. Anónimo no salía en el diario, ni le invitaban a café en cualquier bar. No tenía un club de fans, ni escribían canciones inspiradas en su biografía. No le hacían los paparazzis fotos con zoom bañandose en la playa. Tampoco nadie le pondría su nombre de pila al primogenito en su honor.
No creaba tendencias y nadie se vestía como él, se peinaba como él, ni sacó nunca su propia linea de calzado. Tampoco le salían hijos secretos reclamando su paternidad, ni se encontraba con su cara en los paneles de las marquesinas de las paradas de los autobuses. Las monedas y los billetes tampoco portaban su esfingie y su rostro tampoco apareció en sellos commemorativos de él. Jamás se celebraría el día de Anónimo en el aniversario de su muerte, ni vendrían gentes de los lugares más dispares del planeta a visitar su tumba, no se laminaría su cerebro a rodajas para que lo estudiaran los científicos, ni nadie guardaría su pene disecado para la posteridad.
Por todo eso, a Anónimo no le cambiaría nunca el carácter debido a la fama. A él lo que le cambiaba era el anonimato.

martes, mayo 22, 2007

Pasa la vida a veinticincomil Km/h.

Abro los ojos. Ya es de día. Miro por la ventana. Hace un día nublado. Me pica una oreja. Me rasco. Pasa otro segundo más. Pestañeo. Me vuelvo a rascar la oreja. Bostezo. Pienso donde estarás ahora. Observo la pared. Esbozo una especie de mueca que podría parecer una sonrisa. Pero no lo es. Ahora pienso en lo importante que es respirar. Intento concentrarme para respirar con más precisión. Inhalo y exhalo aire con el máximo rigor. Me ahogo. Pasa una mosca.

miércoles, mayo 02, 2007

El derecho inalienable de volver a nacer (instrucciones pro-obstetricia).

Si ud. ya ha nacido antes -se le supone- todo eso que lleva por delante y, sin embargo, para nacer la próxima vez, esta vez, correctamente no es bueno hacer uso de recuerdos post-o-pre-natales, ni tan siquiera intrauterinos.
El buen gusto al nacer será importante en este sentido. Por tanto, es ideal hacerlo de madre (no de huevo o por osmosis) y hacerlo por el orificio correcto. No vaya uno a nacer por el mismo agujero por el que podría haber sido cagado.
Coquetee con la posibilidad de no haber nacido nunca o de no haber de nacer nunca. Sopésela.
Si, a pesar de eso, decide seguir adelante tenga en cuenta que lo conveniente nada más nacer es, al contrario de lo que se piensa, empezar a reirse a carcajadas. Tiempo de llorar y motivos ya habrá de ahora en adelante.
Si tiene la oportunidad -ya que se suele nacer ciego- asegurese de palpar alguna característica distintiva de sus progenitores, como la nariz o las orejas, para evitar que puedan cambiarselos en el hospital.
Recuerde que haber nacido le proporcionará ventajas más adelante como poder usar zapatos, mesarse los cabellos al viento de la primavera o disponer de una hipoteca.
Además, haber nacido conlleva implicitamente el privilegio de morir. Ación mucho más compleja en sí misma que requiere de toda una vida para aprender a hacer correctamente.