Otrora rey de los ciegos, rayano soliquismo, máxime plexiglás, a la postre menudillos. En las postrimerías del periplo de tu piel, paripé en demasie, el preludio de tu boca pro mi esofago en pos de la eternidad. Por doquier, a del castillo, con la venia, señorías, a lo sumo cota de nieve inclusive a ras de suelo.

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