sábado, diciembre 30, 2006

Salto al vacío.

Un hombre que salta de un octavo piso pero a la altura del séptimo se acuerda de una bicicleta que le regaló su abuelo de pequeño así que mientras pasa por el sexto piso ya se ha arrepentido de haberse tirado por lo que en el quinto le está hechando la culpa de su decisión a su compañera de oficina que siempre le ignoró aunque ya a la altura del cuarto se da cuenta de que la ama y que le hubiera tenido que decir que la quería antes de esto por lo que en el tercero piensa que su vida hubiera sido maravillosa junto a ella y la imagina planchandole sus camisas y es por eso que al llegar al primer piso le entra la incerteza de si ha dejado la plancha enchufada esta mañana antes de salir de casa con lo que ya a punto de estamparse al suelo su vida se ve sumida otra vez en medio de dudas y sufrimiento por lo que considera que ha hecho bien en saltar y muere feliz ¡plaf!

6 comentarios:

Denuedo dijo...

No tener ninguna duda es un muy buen motivo para suicidarse. Con la excepción de no saber si te has dejado la plancha encendida o no.

Imposivle dijo...

cualquier motivo es bueno para suicidarse si se desea de verdad, denuedo

Imposivle dijo...

eso sin contar las fatigas del entresuelo (el piso fantasma donde nadie conoce a nadie que conozca a alguien que viva en uno), zhenda

Ale dijo...

juas! menudo cuentista estás hecho...¡salta a la fama!

Imposivle dijo...

Prometo que a mi la fama no me cambiaría, a mi lo que me cambia es el anonimato.
Aunque, en realidad, yo ya soy famoso: tengo fama de idiota.

el_hombre_que dijo...

aplausos varios, éste me ha encantado :)