domingo, junio 24, 2007

La Dinastía Ping.

Los Ping fue la Dinastía precursora en el uso del timbre en el manillar de bicicleta sustituyendo a la hasta entonces clásica bocina y mejorando así ostensiblemente la acústica de las calles. También se debe otorgar como mérito propio de la Dinastía Ping el haber implantado con exito el timbre de repción de hotel y gracias a su generalización paulatina haber hecho caer en deshuso los anacrónicos gongs y con ello derrocar a la antigua Dinastía Gong que regía hasta entonces el Imperio de forma tiránica amedrentando a la población con infames resonancias, vibraciones y amenazas con el mazo.
Anteriormente a eso los enfrentamientos entre la Dinastía Ping y la Dinastía Gong se habían prolongado durante decadas. Los Gong sustentaban su poder económico en el dominio de la ruta del cobre mientras que los Ping inventarón y promocionaron el uso del muelle e hicieron grandes fortunas comerciando con camas de muelles y boligrafos con punta retráctil.
Pero su confrontación ideológica principal radicaba en sus creencias sobre las onomatopeyas. Así, los fervientes seguidores de la Dinastía Gong creían en un Ser Supremo llamado Katapum que manifestaba su ira hacia la humanidad en forma de rayos y truenos y que solo podía ser apaciguado benerando esos sonidos usualmente monosilábicos immutables e imperecederos que ellos consideraban sagrados llamados onomatopeyas.
Los Ping, por contra, defendían que la onomatopeya era en sí misma una creación del hombre sustentada en el lenguaje y que, por tanto, era imperfecta, efímera y suceptible a modificación. Si bien no sabían explicar porqué el graznido de un pato no producía eco.
En todo caso, la Dinastía Ping fue la que acabó imperando y reinó largamente gracias a su celeridad en las recepciones de hoteles y oficinas gubernamentales, así como a la creación del Gran Carril Bici que recorría toda la frontera del Imperio.
Su esplendor llegó con la popularización del novedoso juego de mesa llamado así mismo Ping-Pong en honor al Emperador Ping y a su hermano siamés Pong fallecido nada más nacer en una operación a vida o muerte para intentar separarlo del dedo meñique de Ping.
El Ping-Pong fomentaba el deporte indoor en oposición al tennis que predominaba en otras culturas más allá de los dominios del Imperio y, gracias al ventajoso tamaño de las mesas de Ping-Pong se pudo practicar en espacios reducidos abandonando de esta forma la dependencia de los grandes latifundios rurales. Se potenció así el crecimiento de grandes urbes y la aparición de una acaudalada nueva burguesía.
Pero quizá ese fue el principio del fin que más tarde traería consigo las grandes hambrunas que, aun a pesar de conseguir ser mitigadas en parte gracias a la aparición del microondas y con él el dominio incontestable sobre los alimentos precongelados, eso no haría más que retrasar la hecatombe de una Dinastía en claro declive.
Su decadencía final llegaría, sin embargo, por una revelión interna desencadenada por la predominancia del ring en los timbres de las puertas de las casas de algunos campesinos y junto a ello la proliferación indiscriminada del uso de la mirilla.

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