martes, abril 01, 2008

15 maneras de olvidarte para siempre.

(1) F. recogió todos los vestigios de la existencia de Petra que pudieran quedar aun en el piso. Un botecito de crema exfoliante, rímel de pestañas, cera depilatoria en frio, otro botecito de nosequé con aloe vera. También unas braguitas extraviadas en el fondo del tambor de la lavadora. Dos cartas a su nombre, el libro que ella le regaló y algunas revistas viejas de interiorismo que solía leer. Lo metió todo dentro de una bolsa de basura y lo tiró al contenedor. (2) Desharticuló el calendario de yogures caducados en la nevera que formaban un ácido almanaque de días prescritos sin Petra. Días limón, días piña que envejecían en su ausencia.
(3) Luego, limpió con fuerza todos los espejos para que desapareciera el eco de su imagen en cada cristal. (4) Pintó las paredes de negro para auyentar los fantasmas de ese teatro de sombras chinas que representaban la tragicomedia de alguien mirando la tele en el sofá, levantandose para ir al baño, una silueta de mujer mirando por la montaña, desnudandose o haciendo el amor con otra sombra, rebuscando con una cucharita en el fondo de un yogur de piña.(5) Giró el somier de la cama. Del anverso al reverso y de pies a cabeza como intentando desorientar el molde de su cuerpo en la almohada. (6) También procuró ocultar todos los objetos que pudo que empezaran con la misma letra que su nombre.
(7) Dejó de hablarle en sus pensamientos. O sea, que si imaginaba que se encontraba con ella por la calle, no la saludaba y hacía como que no la conocía aunque todo esto solo sucediera en su imaginación. (8) Luego, intentó dejar de pensar en ella. Dejó de pensar en ella cuando se fundía una bombilla, (9) dejó de pensar en ella cuando se iba el señal del televisor, (10) dejó de pensar en ella cuando se masturbaba, (11) dejó de pensar en ella cuando se oía caer algun cacharro en el montón del escurreplatos,(12) dejó de pensar en ella cuando hacía ¡ping! el microondas.
(13) F. se reclinó en el sofá con la mirada perdida en una esquina del techo y dijo su nombre en voz alta: Petra. Volvió a repetirlo: Petra. Y lo siguió repitiendo una y otra vez: Petra, Petra, Petra, Petra, Petra, Petra, Petra, Petra, Petra, Petra...hasta que la palabra perdiera su sentido, hasta que las sílabas se solaparan y se enrocaran...Petra-petrapetrapetrapetrape trape trape trape trape trape hasta que poco a poco desapareció petra petra ptra pta pt p...
(14) Entonces, F. se incorporó y escribió en un folio el nombre de ella por última vez. Lo arrugó haciendo una bola y le prendió fuego. Y en el exhorcismo de su combustión usó la palma de la mano para componer con señales de humo un poema triste.
(15) Se compró un rascador de espaldas.

3 comentarios:

Ale dijo...

guenisimo

menganita dijo...

gueno gueno

Imposivle dijo...

gacias