viernes, abril 17, 2009

Ping, el hombre que hablaba tan solo con onomatopeyas.

Ping, criado en la cultura china donde toda palabra escrita es un pictograma, creyó conveniente que del mismo modo toda palabra dicha en voz alta solo podía ser así mismo una onomatopeya. Comentó su convinción entre sus más íntimos y allegados y desde ese día tan solo habló utilizando onomatopeyas.
Entonces, para decir gato decía miau, para decir perro decía guau y así sucesivamente. Con el tiempo descrubió que gracias a esta simplificación del lenguaje que también ejecutaba a nivel de pensamiento la vida se volvía en sí misma más sencilla. Las cosas ya no se complicaban aun más por entre los entresijos de la retórica, su pensamiento, compuesto de imagenes y sus correspondientes sonidos asociados en forma de onomatopeyas, le llebaban a razonamientos puros que solían aportarle más soluciones concretas que las divagaciones banas en las que se veía sumergido cuando pensaba en todo tipo de palabras.
La complejidad de los sentimientos antagónicos que antes solía sentir por su bienamada chun-li quedaban ahora resumidos en pum-pum, la angustia por el paso del tiempo quedaba tan solo en tic-tac, por su parte, el hecho inexorable de existir se reducía a ta-ta-ta-chaaan y la irremediable inevitabilidad de la muerte no era nada más que ¡chim-pom!
Pasaban los días y era feliz tal que campanitas en el cielo tilín-tilín, pajaritos que cantan pio-pio al compás de viento fiuuu sobre el campo en el que una gota de rocío resbalando por el pétalo de una flor a través del aguacero del amanecer resonaba sobre la tierra húmeda tal que: plim. Que, a la vez, podía designar el universo entero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

que me ha encantado: plas plas plas plas plas
que por que no has metido aqui la foto de tu perro: ¿guau?
y como un abrazo no hace ruido: muack.