jueves, noviembre 19, 2009



La biblioteca total. (Borges)

El conjunto de tales variaciones integraría una Biblioteca Total, de tamaño astronómico.
Lasswitz insta a los hombres a producir mecánicamente esa Biblioteca inhumana, que organizaría el azar y
que eliminaría a la inteligencia. (El certamen con la tortuga de Theodor Wolff expone la ejecución y las
dimensiones de esa obra imposible).
Todo estará en sus ciegos volúmenes. Todo: la historia minuciosa del porvenir, Los egipcios de Esquilo, el
número preciso de veces que las aguas del Ganges han reflejado el vuelo de un halcón, el secreto y
verdadero nombre de Roma, la enciclopedia que hubiera edificado Novalis, mis sueños y entresueños en el
alba del catorce de agosto de 1934, la demostración del teorema de Pierre Fermat, los no escritos capítulos
de Edwin Drood, esos mismos capítulos traducidos al idioma que hablaron los garamantas, las paradojas
que ideó Berkeley acerca del Tiempo y que no publicó, los libros de hierro de Urizen, las prematuras
epifanías de Stephen Dedalus que antes de un ciclo de mil años nada querrían decir, el evangelio gnóstico
de Basílides, el cantar que cantaron las sirenas, el catálogo fiel de la Biblioteca, la demostración de la falacia
de ese catálogo. Todo, pero por una línea razonable o una justa noticia habrá millones de insensatas
cacofonías, de fárragos verbales y de incoherencias. Todo, pero las generaciones de los hombres pueden
pasar sin que los anaqueles vertiginosos -los anaqueles que obliteran el día y en los que habita el caos- les
hayan otorgado una página tolerable.
Uno de los hábitos de la mente es la invención de imaginaciones horribles. Ha inventado el Infierno, ha
inventado la predestinación al Infierno, ha imaginado las ideas platónicas, la quimera, la esfinge, los
anormales números transfinitos (donde la parte no es menos copiosa que el todo), las máscaras, los
espejos, las óperas, la teratológica Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espectro insoluble, son articulados en un
solo organismo...
Yo he procurado rescatar del olvido un horror subalterno: la vasta Biblioteca contradictoria, cuyos desiertos
verticales de libros corren el incesante albur de cambiarse en otros y que todo lo afirman, lo niegan y lo
confunden como una divinidad que delira.

De libro de libros; de Borges.

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