martes, abril 24, 2007

El Infierno de los Escritores.

Para que un escritor sea bueno ha de estar muerto.
Cuando un escritor muere su alma va al Infierno de los Escritores. Tan pronto como llega le cortan la mano de escribir -la hábil- y es hostigado a escribir con la otra para que sepa lo que siente un niño. Cuando, por fin, haya aprendido a hacer buena letra con esa mano, se le corta también. Eso hará que deba aprender a escribir con el pie. Se le da la opción de escribir con el pie o de hacerse cantante o ebanista -la opción menos dolorosa será aprender a escribir con el pie- aun y a pesar de que cuando lo consigas se le propinará una paliza tal que se quedará tetrapléjico del cuello para abajo.
Esta será la señal que indicará el momento en que debe empezar a decidirse a escribir sujetando el bolígrafo con la boca. Un acto delicado y a la vez sublime que tiene además la virtud de privar de horrendas manías como escribir en voz alta o hacerlo mientras comes albondigas con salsa. Aunque eso ya no debería preocuperle más ya que en la penúltima etapa del Infierno de los Escritores se le lesiona la médula espinal hasta el punto de dejarle tetrapléjico total con lo que a partir de ahora solo comerá sorbiendo papillas por una pajita rosa. Para compensar se le instala un chip en la cabeza que permite dictarle eficazmente por un procedimiento similar a la telepatía tus palabras a un ordenador. Esto facilitará mucho la labor de escribir y es quizá por eso que esta fase es con creces la más efímera ya que apenas gozando de los primeros éxitos del chip se lo mata.
Ahora está muerto de su propia muerte en el Infierno de los Escritores. Pero si es un escritor de verdad, volverá y allí donde haya un dedo posado sobre una ouija volverá al oficio de juntar letras en palabras y palabras en oraciones y oraciones en literatura, condenado-bendecido para toda la eternidad.
Porque en el Infierno de los escritores todo lo escrito se vuelve en tu contra y son marcadas a hierro sobre tu cuerpo -una a una- todas las palabras de todos tus escritos de toda tu obra. Cuando seas una llaga viva se te hará tragar mediante un embudo todos los litros de tinta que escribiste y se te hará tragar cada hoja escrita en forma de papel arrugada aderezada con mostaza.
En el Infierno de los Escritores todo dolor por una muerte escrita se convierte en dolor propio y lo sientes en tus carnes. Eso implica tanto el posible dolor físico por muerte violenta, como el dolor trágico y miedo de saber que ha llegado la hora del fin, así como el dolor ajeno de los allegados por la desaparición del ser querido. Los tres dolores juntos en uno solo se podrán sentir.
En el Infierno de los Escritores por cada falta de ortografía que se cometa hay que tragar un trozo de cristal roto de una ventana por donde vio marchar a la amada por última vez el amante despechado, que duele más.
En el Infierno de los Escritores el abuso de metáforas inverosímiles conlleva que una vaca voladora se pose sobre tu cabeza y defeque encima de ti. Por cada metáfora una nueva vaca y una nueva cagada y eso será así hasta llenar una cisterna tal que no hagas pie ni. A partir de entonces, se sustituirán las vacas,para ahorro vacuno y disminución de emisiones de metano en la atmosfera, por una cuchilla que dará vueltas como la aguja de un reloj a ras de la superficie por cada metáfora sobrante. Así cuando el escritor vea acercarse la cuchilla no tendrá más remedio si quiere salvar el pescuezo que hundir la cabeza en la mierda y así, tal como suele proceder en la mecánica de los infiernos, durante toda la eternidad.

3 comentarios:

Imposivle dijo...

que cuclilla?

Anónimo dijo...

OLVIDAR EL DOLOR QUE CAUSA ESCRIBIR SERIA UN INFIERNO,PERO OLVIDAR EL INFIERNO QUE CAUSA EL ESCRIBIR SERIA SER COMÚN...

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.