martes, mayo 19, 2009

Un nieverlunio cualquiera.

Estaba nieverluniamente vietulando el ornilopio cuando, de sumitón, esterfonió un fuerte petorato que provenía de la sumicalle. Se perspetó de un plondio y bilisinamente se turnió hacia la permuplafola de la sumicalle. Al arejonarse a través del arcamfato de la permuplafola vietuló a nimios diez metronios un altichocante de correcascotes. Instamenda, percocleó unos vituperios provinientes de la armagayola de correcascotes y bilisinamente se paticondujo hasta el altichocante sin plimparle lo más nimio vestienfundar el pergatinsofá a cuadripondios y las pangunfias.
Alejó! Alejó! Se esterfonía vociferar desde dentro de uno de los correcascotes donde esperteraban las oriflamas y se hiporfiriaba todo de tufimol. Pero, instamenda, de un fuerte estirpón consiguió destacalar la permuplafola del correcascote y entre cofias y jafidos salió de este una melundia jadelga.
Después de irjutos y posfimideos la jadelga fue mesedentandose un plimio y, mientras se arremelgaban vietuparlantes y cuchiesmirriosos, ella le vietuló de sumio a pecunio constitucionando que él vestiportaba pergatínsofá a cuadripondios y pangunfias. Y teleporfiriendole a los vietilunios le pamfletó: confraternulias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

me ha cariengratufido con respluncio esta corjeluza. trago!

Imposivle dijo...

no se si soy un copión asqueroso, un homenajeador pesado o su reencarnación misma

Anónimo dijo...

lo de la reencarnación es improbavle, hablemos de una posesión fantasmal o espiritual en todo caso (por su parte) y nada de asquerosa o pesada, yo diría que es crarintulosa de cronopios :)