jueves, junio 02, 2011

El sistema métrico del Imperio.

El sistema métrico del Imperio tenía como unidad básica de medida el pene del emperador. Así mientras sus coetaneos aduladores que proferían que dicha longitud quedaba estipulada en palmo y medio casi dos podrían tasar unas tierras en 700 penes del emperador, habría a la vez aquellos escepticos confabuladores que, proponiendo que la longitud del pene del emperador no iría más allá de los cuatro dedos de largaria, tenderían a acotar esas mismas tierras en algo más del triple: es decir, unos 2300 penes del emperador.
Todo esto provocaba graves problemas de lindes que subyacian al hecho que el poseedor de alguna tierra acababa siempre convirtiendose en un exagerador de las medidas del falo real, mientras que aquellos que querían comprar o arrendar algún terreno solían menoscabar la extensión de dicho miembro.
También se producían grandes quebraderos de cabeza a la hora de confeccionar mapas. Y era así como los cartógrafos se veían obligados a consultar a las concubinas reales para para definir las auténticas medidas del Imperio. Sin embargo, mientras la primera mujer del Emperador, Merigilda I, ya entrada en años, envidiosa de las demás mujeres más jóvenes del harem y ya poco requerida por el Emperador en sus aposentos, solía proponer medidas a la baja que proponían de esta forma un vasto Imperio, había también algunas de las más jóvebes, bellas e impresionables concubinas segun cuyos postulados de lado a lado del Imperio no alcanzaría a caber en demasía el oblongo baremo pues tan longa era a su parecer la unidad métrica del Imperio en estado de esplendor.
De este modo, ante tales fluctuaciones y percepciones contradictorias del fenómeno y ante la imposibilidad protocolaria de que el propia Emperador mostrara sus partes pudentas en público se determinó abordar la ejecución de un molde para dejar fijado en una figura de bronce para siempre la extensión exacta del divino apéndice.
Para ello se solicitó la presencia del yesista oficial de la corte que acometió solícito la ardua tarea de elaborar el imperial molde, al término de la cual, se procedería a la destrucción de la horma con que este había sido fabricado, así como a la amputación de las propias manos del yesista para que nunca pudieran volver a crear una figura de semejantes características que volviera a sumir en un caos métrico al Imperio. A pesar de que algunos historiadores aseguran que a proposición de Merigilda I se barajó la opción de cortar directamnte el miembro del Emperador para mayor seguridad. Idea que fue raudamente desdeñada por el propio Emperador alegando razones de estado y ante la súplica y el llanto de algunas de sus otras concubinas ahí congregadas.
Así pues, una vez fijado el supremo baremo estandart todo pudo ser medido desde entonces con total precisión. Y los plebeyos supieron si medían seis, siete u ocho vergas imperiales. Y pudieron definir exactamente los cartógrafos durante cuantos falos reales se extendían los ríos hasta el mar. Así como también pudieron concretar los astronomos la insignificancia del miembro viril del Emperador ante la inmensidad de la bóveda celestial. Todo se pudo medir con la suficiente exactitud y precisión gracias a la fálica vara de bronce que era guardada bajo custodia en la cámara real y todo el mundo podía consultar.
Pero un día, años más tarde, el molde del pene real desapareció y con este también Merigilda I a la que nadie nunca más volvió a ver en palacio. Se intentó reponer la obra trayendo nuevos yesistas, pero el Emperador, mermado por la vejez y el cansancio, ya no era el mismo. Y jamás se pudo volver a hacer ninguna horma de similares dimensiones. Por lo que el Imperio volvió a quedar sumido en la anarquía métrica, la ambivalencia de las distancias y la ambigúedad de las medidas.
Cuentan, eso si, que algunos viajeros creyeron reconocer en una campesina que vivía como ermitaña en un monte perdido más allá de las fronteras del Imperio el rostro de la que un día fue Merigilda I. Y dicen que se la veía sonriente y feliz.

2 comentarios:

Arcadio dijo...

Bueno, he dado con tu blog. No ha sido dífícil. Nada lo es en Internet. Ya te he mandado a tu correu de la ub unos cuantos enlaces.

Hasta pronto.

Imposivle dijo...

ostras, mira que yo pensaba que era casi imposible encontrar mi blog.
em...la verdad es que no consigo acceder a mis mensajes de la ub. me iria mejor si me mandas el mail a mi correo de ser humano habitual: enigmasinsolucion@hotmail.com