martes, mayo 08, 2012

Un universo en una cáscara de nuez.

Al romper esa cáscara de nuez encontró dentro un universo.
Al principio la sorpresa y la maravilla fueron considerables, pero al cabo de un instante -no sabe muy bien porqué- pensó que tal vez ese era uno de los lugares más adecuados en los que pudiera albergarse un universo.
A pesar de eso cabe destacar que las anteriores veces en que había estado cascando nueces, tanto esa misma tarde como en otras ocasiones a lo largo de su vida, jamás había encontrado hasta entonces dentro de la cáscara de una nuez escondido ningún universo. Por lo general solía hallar el esperado fruto seco que consumía con devoción, aunque sí que es cierto que alguna vez encontró la nuez pasada o rancia y no menos de cuatro veces encontró que dentro del cascarón no había nada. Pero de eso a que ahí se contuviera un universo con sus galaxias , planetas y demás espacio cósmico la diferencia era ostensible y, a pesar de esto, lo aceptó con la cotidianidad de lo extraordinario. Como el trébol de cuatro hojas o la tostada que cae al suelo finalmente por el lado contrario al de la mantequilla.
De este mismo modo, tantas veces al abrir una nuez, ya fuera golpeándola con algún objeto contundente, estrujándola con fuerza entre las palmas de las propias manos, mordiéndola entre los dientes con el peligro subyacente de fisurar algún premolar o a través del uso más civilizado de un cascanueces -fuera del modo que fuera- nunca jamás hasta entonces al resquebrajarse la cáscara, entre destellos de cuasars y el fulgor de las supernovas, había aparecido emitiendo pequeños haces luminiscentes a través de los intersticios abiertos entre las grietas del armazón roto de la nuez ninguna cosa que pudiera semejar un universo.
Y, en cambio, ahora la fluorescente apoteosis de un reluciente mundo diminuto se abre paso entre las costras y los reductos de añicos esparcidos sobre el mantel de la mesa infiriendo con su presencia la posibilidad recóndita, pero ahora admisible, que dentro de las cáscaras de algunos frutos secos se escondan magníficos y resplandecientes universos.

No hay comentarios.: