viernes, mayo 05, 2006

La ladrona de tiempo.

La vieja que creía que robando un reloj le robaba tiempo a la muerte. Cuanto más caro era el reloj, de mayor calidad sería el tiempo que conseguiría. Por ejemplo, un reloj de oro de diciocho quilates era el equivalente en resplandecientes y radiantes días soleados de primavera. Un reloj de plástico de los que regalan en las cajas de cereales serían aburridos ratos en la sala de espera del dentista.
Así que tenía en su casa un auténtico museo viviente de tiempo. Y se encargaba cada día de darle cuerda a los relojes de cuerda, de cambiar las pilas de los que se habían parado y de poner a hora los que se atrasaban o adelantaban. Y de esa forma el latir del tic tac de los relojes era un solo corazón y marcaba al unísono los ratitos de tiempo robados a la muerte mientras la viejita gozaba de una excelente salud pese a su ya avanzada edad.
Un día la atrapó el Sr. juez intentandole robar su preciado reloj de bolsillo, de gran valor sentimental porque había pertenecido a varios de sus antepasados ilustres. A pesar de eso, y como el juez tenía muy buen corazón, la viejita no fue llamada a juicio, eso sí, fueron confiscados todos sus relojes y tuvo que asistir a un tratamiento para su evidente cleptomanía.
El psicólogo era una eminencia muy respetada, excelentísimo profesional en lo suyo, y el mismo día que quedó curada la viejita murió.

Dedicado a mi abuela, honrada y trabajadora.

4 comentarios:

Unknown dijo...

ya me gustará tener a mí un nieto como tú y un psicólogo mucho peor.

si tu abuela te viera te daría un abrazo, pero también un capón por tener el reloj de tu blog tan disparatadamente fuera de hora.

hoy hace en sevilla día de reloj de dieciocho quilates

Unknown dijo...

marcan las 3.47 p.m. en mi reloj puesto en hora y las 6.48 a.m. en el tuyo.

Imposivle dijo...

el tiempo se agota. estamos todos en peligro de extinción.
si quieres ser mi abuela me tendrás que dar la paga semanal. Y comprarme calzoncillos como regalo de reyes.

Unknown dijo...

qué bobo y qué mal lees (respectivamente).