jueves, noviembre 23, 2006

Amor imposivle.

El escritor se enamoró locamente del personaje femenino protagonista de su última novela. Sin embargo, ella no creía en la existencia de un ser supremo Creador de todas las cosas. Así que al escritor no le quedó más remedio que convertirse a sí mismo en un personaje de ficción literaria que se topaba con ella en la página sesenta y cuatro.
Se cayeron bien y todo indicaba que lo suyo acabaría en una feliz historia de amor eterno. Pero ahí apareció el lector, siempre espectante y envidioso. Se convirtió en la conciencia suprema que guiaba el destino de la historia. Y aunque tuvo la oportunidad de parar de leer y dejarlos ser felices con tan solo alzar la vista en el preciso momento en que topara con el siguiente punto y aparte, como por ejemplo: ahora.
Tu curiosidad te hace seguir leyendo consiguiendo que sean infelices por siempre jamás.

3 comentarios:

Ale dijo...

brillante!

Unknown dijo...

debe ser brillante pero no he terminado de leerlo.

Imposivle dijo...

o sea que es como un arroz o la frente de un calvo.
pues lo mejor es el final, tu te lo pierdes