jueves, febrero 07, 2008

Cuidado, rabos de perro sin domesticar.

Ahora anda muy con cuidado a la hora de detectar la falsa felicidad cotidiana e, incluso, a elaborado un catálogo de alertas ante los falsos signos de felicidad artificial. Por ejemplo, hay que vigilar con las exageraciones banales no se pille a uno mismo diciendo "ah, hoy es el mejor día de mi vida" a las 9:30 de la mañana. También habrá que tener especial precaución con el uso del refranero popular que esdeviene otro claro factor de riesgo sobretodo en expresiones de marcado caracter optimista como No hay mal que por bien no venga, Al mal tiempo buena cara o, incluso, Lo bueno si breve dos veces bueno.
En esta linea, se ha de prestar especial atención a la correcta percepción de la realidad circumdante por lo que una ausencia no debería ser vivida como una nostalgia, un rechazo como una oportunidad o que una perdida llegara a constituir en el imaginarium propio como una enseñanza del tortuoso destino. En esta linea, el cielo azul de un radiante día de Primavera no es la quintaesencia de la belleza terrenal, sinó más bien el simple cromatismo de refracción de la luz a través de las moléculas del aire. Así mismo, exaltar la belleza de las flores, aun rodeado de tulipanes y azucenas, es un claro signo de romanticismo caduco, sinó incluso de debilidad mental.
En cualquier caso, se tiene que huir del tópico hipócrita de la felicidad por el mero hecho de estar vivo y habrá que ir con cuidado de no tararear continuamente canciones melodiosas equivalentes a no querer/ poder/ saber enfrentarse al hilo del propio pensamiento o, incluso, a querer substituir el temible mundo adyacente por una más asumible realidad tarareada.
Por eso, unos ojos serán siempre unos ojos, no la explicación del misterio del ser humano a través de la boveda celestial reflejada en una mirada. Así mismo, la poesía será el arte de alejarse de los sentidos a través de la palabra. La literatura, la huída cobarde y vil a través de lo intelectual del mundanal acto cotidiano de no estar haciendo nada.
Por contra, la absoluta indiferencia ante la letanía de incesantes muertes, desgracias y tragedias renovadas de cada telediario será más bien atribuíble a un puro mecanismo de defensa ante la realidad que a manifiestas tendencias psicóticas ante el dolor ajeno.
Pero, en todo caso, habrá que estar especialmente alerta al posible acto de no afrontar la muerte del único modo posible: temiendola. Cualquier aceptación, enfrentamiento, incomprensión, rebeldía u omisión del hecho irremediable de tener que morirse algún día no será sinó signo inequívoco de estar intentando implantar una felicidad artificial y engañosa en nuestra vida.
Por lo demás, una vez hallada la consecución de tal estado vital, él sabe que no queda más remedio que aprovecharlo. Pues cree haber llegado a la conclusión de que toda felicidad es artificial y engañosa, que no hay más realidad que la percibida, ni más mundo que el que uno consigue crear.

3 comentarios:

Imposivle dijo...

es que lo quereis saber todo...

CRONOPIA dijo...

Justamente yo venía en busca de sinsentidos.
Interesante. Lo firma usted?
Y veo más abajo algunos textos grandiosos de queridos autores.

Nota: existe una razón improbable para el tamaño diminuto de la tipografía? (y eso que ya han operado mi vista...)

Imposivle dijo...

lo firmo con los ojos vendados y con una mano atada en la espalda