martes, diciembre 28, 2010

Porción de irrealidad.

el escritor escribe sobre un hombre que en medio de un cuarto lleno de lienzos tirados por el suelo está dando las ultimas pinceladas a su ultimo cuadro posado encima del caballete justo bajo la bombilla del techo que irradia una luz mortecina que se disemina por toda la estancia sobre los lienzos apilados contra las paredes, sobre las sillas donde se amontonan mas lienzos, sobre la estantería repleta de tubos de pintura, de botes llenos de pinceles y una maqueta de hombre como la que usan los pintores que recrea la pose del pensador de Roden pensando en un corazón que late como un pájaro carpintero.
Y, además, bajo la luz cenicienta de un biombo de paisajes chinescos que jamás existieron más que en la imaginación de un estampador se vislumbra la opaca figura de un gato durmiendo obillado en su negro pelaje agorero de profecias adversas que anda soñando que vive en el interior de una caja de daguerrotipias donde se vela la imagen de un conspicuo e ilustre vecino de cierta ciudad.
Y también más alla se ve un sucio fregadero lleno de iridiscentes reflejos de pintura y disolvente en los que se refracta vagamente la luz de la bombilla del techo donde el pintor va terminando su obra. Mientras que en el redondo espejo de la pared de enfrente -en plena desincronía espacio-temporal- se ve reflejada la imagen de
Leonardo da Vinci esbozando el primer croquis del hombre de Vitrubio en su estudio de milanés alrededor del año 1942.

2 comentarios:

Aristóteles dijo...

Escribir ya es parte de la realidad.

Mi estimado escritor, desde la nada, un saludo para ti.

Imposivle dijo...

saludado quedo