martes, abril 05, 2011

Historias de cronopios y de famas.

Afectación de la lluvia sobre un cronopio.

Cada vez que llueve los cronopios se ponen contentísimos y hacen bailes de la lluvia -aunque a posteriori- y recitan alabanzas a las metereólogos por haberse vuelto a equivocar de nuevo y cantan enardecidos por el maná que cae des del cielo en forma de gotas de agua. Luego, algunos de ellos vuelven de su frenesí y notan con frecuencia que la lluvia torrencial les ha pillado atrapados dentro una cabina de teléfono y no trajeron paraguas.

El andar repentino de los cronopios.

Al cronopio de a pie le sucede que a veces sin motivación aparente mientras va caminando por la calle empieza a saltar de una pata, de una pata, de una pata, de dos, de una y de dos. Tal y como si hubiera dibujada en tiza sobre la vereda una rayuela imaginaria.


Gustos del cronopio.

A los cronopios les gusta mucho el color azul marino y no tanto por el color en sí mismo sino por su clara referencia al mar. Pues un cronopio siempre está en consonancia con su faceta acuática debido a que en algún lugar recondito de su psique o de la memoria de su piel aun guarda recuerdos de cuando en la escala evolutiva fue un animal anfibio que se quedaba largas horas en la orilla mirando el mar meditando la cruel decisión de abandonarlo para siempre. Aunque, finalmente, esta no fuera una decisión definitiva pues muchos de los cronopios de hoy en día son ingenieros navales, patrones de barco o buzos o al menos soñaron con serlo de mayores cuando eran niños.


Lectura en el metro.

Siempre que leen algo que les gusta mucho los cronopios lo hacen en voz alta e interpretando el pasaje con ostensibles aspavientos sin importarles estar en el metro rodeados de tristes y grises famas con cara de estar observando un cactus y de alguna esperanza que despistada ha tomado la linea en sentido contrario. Y entonces los famas empiezan a proferir graves miradas de soslayo que vienen a dictaminar que en el metro el silencio, porque las personas decentes, porque las buenas costumbres y los manuales de viabilidad soterrada. Mientras que la esperanza empieza a darse cuenta que su norte es el sur y su izquierda su derecha.

J.C.

No hay comentarios.: