domingo, enero 28, 2007

Todos vamos a morir y no es una amenaza.

Escribir que alguien está vivo es mentir a la larga. Y todos estamos como el gato de Schrödinger tan vivos como muertos a la vez.
Dormir es bueno, la muerte es mejor, pero lo ideal sería no haber nacido nunca.
Suena el despertador, se asemeja al momento en que el cirujano mirando el reloj del quirofano dice en voz alta la hora del óbito, es como el reloj del pasillo de la muerte el día de la ejecución, con sus saetas rápidas y lentas a la vez.
El dolor se apodera de todos mis sentidos, soy una mueca de dolor en medio del universo, tal como si la realidad me pellizcara en cada centimetro de mi piel para que no pueda seguir soñando.
La voz que oigo en mi pensamieto no es la mia y, de repente, me topo con la frase obsesiva de cada mañana, hoy toca: todos vamos a morir y no es una amenaza, todos vamos a morir y no es una amenaza, todos vamos a morir y no es una amenaza, todos vamos a morir y no es una amenaza, todos vamos a morir y no es una amenaza...(ad infinitum, ad nauseam).

2 comentarios:

Alice ya no vive aquí dijo...

En el fondo nos pasamos la vida en tiempo de descuento, sólo que todos quieren prórrogas más largas...

Imposivle dijo...

pues si y, además, diría que hay un gran paralelismo entre uno de esos arbitros de antaño vestidos de negro pitando el final de un partido y la calavera de la muerte con su túnica y su guadaña