martes, marzo 31, 2009

El sueño.

Le sucede que cuando sueña siempre cree ser Victor Gödel, un tipo al que no recuerda haber conocido nunca en la vigilia y que, sin embargo, no puede evitar creer ser él en cualquiera de sus sueños.
Victor Gödel es, al paracer, un hombre de mediana edad, de constitución más bien delgada, un poco más alto que él y que muy probablemente suele llevar bigote aunque no puede estar completamente seguro de ninguna de estas características pues siempre que sueña ser Victor Gödel lo hace viendo a través de sus ojos, sin la capacidad de soñarse extracorporeamente y tampoco recuerda haberse mirado en un espejo mientras soñaba.
Si sabe que en sueños es Victor Gödel, aunque no conozca su rostro, ni jamás haya tenido noticia de él y ni tan siquiera pueda estar seguro de que realmente Victor Gödel exista, es porqué las otras personas que aparecen en sus sueños se dirigen a él como Victor o Sr. Gödel. Y parecen ser conocidos del tal Victor Gödel, pues al trato familiar con que se dirigen a él hay que añadir el hecho de que no es gente que él reconozca o recuerde haber visto jamás. A eccepción de cuando sueña con gente famosa, por lo que se puede deducir que el círculo de conocidos de Victor Gödel y el suyo son distintos. Y, sin embargo, parece que sea quien sea ese tal victor conoce al igaul que él cierta gente famosa del mundo y de su país y, como suele suceder, a veces, sueña con ellos. De ahí podría deducirse que Victor Gödel, si en realidad existe, viviría también en su mismo país. Circumstancia también corroborable por el uso del mismo idioma o las costumbres de las gentes que habitan en sus sueños. Aunque, por lo demás, se podría asegurar que las calles y los sitios en que transcurren dichos sueños no le resultan reconocibles aunque sí un tanto familiares. Con una arquitectura similar a las calles y lugares de su pueblo, esos sitios tambien suelen repetirse en la mayoría de los sueños y la casa en que muchos de ellos acontecen y que soñando ser Victor Gödel la siente como su hogar también es la misma cada noche. Con su puerta de entrada de madera color azul, detrás de la cual un pasillo lleva hasta el pequeño salon-comedor desde el que se puede subir por unas escaleras con barandillas metálicas de frio pasamanos hasta la planta de arriba donde está la habitación donde duerme Victor Gödel.
Pero nada que haya soñado de esa casa, nada que haya soñado de ese pueblo ha sido frecuentado jamás por él, ni tampoco hay ninguna referencia que lo pueda identificar, ni recuerda haber soñado nunca que alguien dijera el nombre de ese lugar. Hasta ayer.
Anoche, mientras volvía a soñar que era Victor Gödel comprando en una tienda,, donde alguna otra vez ya había transcurrido alguno de sus sueños, apareció, como aparece la gente en sueños, Armando. Armando era un viejo amigo suyo de la juventud que hacía años que no veía. Y era la primera persona con la que soñaba desde que en sueños creía ser Victor Gödel que, sin ser famosa, también era conocida por él. Además, también Armando parecía conocer a Victor Gödel ya que se dirigió a él llamandole por su nombre diciendole cosas como a veces se dicen cosas en los sueños.
Al despertar, no tardó en hacer algunas llamadas a amigos que tenía en común con el que parecía ser un amigo común entre él y Victor Gödel. Finalmente, aduciendo vagas excusas melancólicas consiguió el número de teléfono actual de su viejo amigo Armando. Y, después de reflexionar un rato sobre que podía decirle a Armando para justificar tan inesperada llamada después de tantos años y que lo hacía para preguntarle por la exiatencia de alguien de quien tan solo sabía por sueños y como podía explicarle que anoche soño con él mientras soñaba ser ese tal Victor Gödel para finalmente preguntarle si le conocía. Y, entonces, después de reconocer que todo eso no tenía ningún sentido: lo llamó, sin más. Lo saludó, se presento haciendo alguna referencia a recuerdos comunes del pasado para que se acordara de él y directamente se lo preguntó ¿Conoces a Victor Gödel?
Le conocía, era un vecino del pueblo al que se había mudado hacía años al casarse con una chica de ahí. Victor Gödel existía o, al menos, alguien llamado igual que vivía en un pueblo no demasiado lejos de ahí. En el que él jamás había estado o, al menos, no recordaba haber estado jamás.
Era tarde, pero aun así emprendió el viaje. Condució durante casi dos horas y media y al llegar a su destino y aunque ya era bien entrada la noche enseguida lo reconoció. Las mismas calles, los mismos sitios con los que solía soñar.
Y aparcó justo enfrente de la casa que en sueños creía ser su casa. La casa de Victor Gödel. Se plantó frente la puerta de madera color azul, estaba entreabierta, entro en la casa y recorrió el pasillo que daba al salón comedor, dentro todo estaba en la semioscuidad, pero él conocía la distribución de la estructura, el lugar que ocupaba cada mueble y arrastrando silenciosamente los pies fue avanzando hasta dar con las escaleras de barandillas metálicas, las subió con sigilo sujetandose al frio pasamanos hasta llegar al piso de arriba y plantarse frente al dormitorio. Abrió pausadamente y con un silencio sepulcral la puerta y a través de un hilo de luz que entraba desde la farola de la calle a través de la ventana, lo vió. Durmiendo plácidamente en su cama, Victor Gödel.
Aunque no conocía su rostro, sabía que era él. Se acercó despacio a los pies de la cama y, entonces, se dió cuenta, mientras lo contemplaba, que Victor Gödel también estaba soñando y le asaltó de repente la duda de quien creería ser Victor Gödel cuando soñaba.
Un frio escalofrío recorrió su espina dorsal. Tenía que salir de ahí de immediato. Así, sin poder apartar su mirada de ese rostro dormido intentó salir de la habitación caminando hacia atrás, sin embargo, no pudo evitar tropezar con una silla. Y, entonces, Victor Gödel, despertó.

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