lunes, abril 11, 2005

Conversaciones entre el mudo, el ciego y el sordo que está de espaldas II.

El mudo preguntó la hora haciendo un ademán de comprensión universal consistente en dar ligeros golpecitos con el dedo indice sobre la muñeca de la mano contraria. El ciego, a pesar de ser parte evidente del universo, no llegó a descifrar ese mensaje pero al oir pasar un insecto por delante de su rostro intentó atraparlo con la palma de su mano. El mudo, commocionado, supo en el acto que su amigo el ciego acababa de atrapar una hora, la que fuera, y a través de ese gesto se desmoronaba el tiempo a sus pies. A partir de ahí ya no se podía llegar tarde a ningún sitio y la vida era un frenesí, más aún viendo al sordo que está de espaldas bailar una danza étnica con paculiar estilo.

1 comentario:

Unknown dijo...

sea de quien sea, es maravilloso.
por no aplaudir.