domingo, mayo 15, 2005

Del palíndromo de nuestra existencia que donde acabo yo empiezas tu y viceversa.

Hay un vado en tus caderas, pero a veces tu flanco derecho queda al descubierto y en un ataque axial fulminante me persono ictus costelar y te arropo como lycra, me inoculo a ti. Soy el pan de tus bocadillos, el electrón del nucleo de tu ser, la bomba lapa de tu caparazón de crosta blanda. Entonces, aferrado hasta la casi disolución de nuestros cuerpos me convierto en tu hermano siamés y compartimos algunos organos. Porqué vamos juntos a todas partes, unidos como carta y sello, simbióticos como uña y dedo, coagulados como la sal y el mar. Y así funciona analogamente nuestro sistema digestivo y salivamos juntos como los perros de Paulov, entramos en sinergia para ir juntos al baño, sincronizamos nuestras líbidos y logramos la epopeya del orgasmo al unisono y, por ende, presentamos la declaración de renta conjunta.
Somos nadadoras hungaras de natación sincronizada, siempre sonrientes, sin apenas respirar, llevando al límite la apnea risueña de nuestra mecánica coreografía de la convivencia humana.


miau

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